Wang "Deseo de Esperanza"

Era muy temprano, a eso de las 5 de la mañana... El mar estaba apasible, hermoso y un pequeño rayo de luz que provenía del sol que se iba asomando poco a poco, era sin duda un cuadro perfecto para dibujar a manos de un artista apasionado. El viento hacía el ambiente aun más placentero; fresco puro y apacible, la arena pintoresca adornaba las orillas emitiendo un lindo brillo escarchado por la sal...

"Un paisaje digno de admirar" pensó el joven de cabellos largos que se paraba en medio de esa playa solitaria, ni un alma pasaba por ahí, quien lo haría?, talves sólo él. Sus ojos marrones hacían juego con el color de la arena y sus pupilas se iluminaban lentamente junto con el sol que aparecía en el horizonte, sus castaños cabellos hacían una danza rítmica junto a las olas y el viento... y el acompañamiento lo hacían sus largas mangas de aquel kimono de color blanco con adornos dorados.

En su mano derecha se ubicaba una espada, en la izquierda una hermosa flauta de bambú, buscando retarse a si mismo, deseando el bien de todos, tan altruista era que no podía pensar sólo en él... Muchas personas se cruzaban en su mente, momentos inmemorables y sus voces resonaban alegremente mencionando su nombre.

No sabía que especie de sentimiento le ahogaba esa mañana, si era nostalgia, si era tristeza, felicidad o ironía... Todo era un revoltijo que deseaba solucionar a solas, o al menos sin percatarse de la presencia de alguien más mientras se concentraba en su mundo. Dejó la delicada flauta en el suelo protegida por un pañuelo rojizo que combinaba perfectamente con este hermoso instrumento, dio unos cinco pasos hacia adelante y se sentó cruzado de piernas, desenfundando su espada de plata; no es que fuera un guerrero, simplemente sabía de artes marciales para defensa personal y cultural.

Su rostro tranquilo mirando hacia el infinito horizonte, ni serio, triste o feliz, simplemente inexpresivo, en blanco sin ningún tipo de sentimiento marcado en sus ojos o rostro fino... Sin más, empezó a hacer su danza, fuerte precisa, hermosa y armoniosa con el viento por casualidad, giros, maniobras con la espada que brillaba de un color calido por la tenue luz que aparecía más alla. La danza de la espada, que gratos recuerdos le traía hacerla, se sentía en tal trance que no podía distraerse con nada, ni con la arena que se abria paso con sus pisadas...

Después de unos momentos que le parecieron una eternidad, su movimiento final era lanzar la espada hacia un punto en específico, que resultó ser un poco más alla de la orilla, quedando clavada en la arena con precisión, brillando con el sol que ya era más notorio que antes... Se incorporó uniendo sus manos, cerrando sus ojos y descansando unos segundos, talves era corta la danza, pero sin duda la pasión y la perfección eran difíciles de alcanzar, pero el se veía obligado a alcanzarla.

Los orbes se dejaron ver lentamente, y sus pies lo dirigieron hasta la espada hasta tomarla con sus manos, limpiándola con cuidado y envainandola con cuidado, estaba más tranquilo ahora, la presión de unos pocos de esos miles de sentimientos se había borrado... Si más se dirigió al lado de su flauta y se tumbó en la arena disfrutando de la perfección que le brindaba el lugar.