Always~

La vida no era bella y hermosa para el, definitivamente no, pero su especie de multiporalidad extraña solo le indicaba una cosa: Si el duende que estaba al otro lado del arcoiris se fumase su oro podria digievolucionar a un escorpion gigante, y asi definitivamente buscar venganza de la muerte de su amante la Sirenita, matando a todos los niños. ¿Y que le importaba a el, entonces? Aquel mundo no debia ser salvado, siendo tan feo.

¿Que se había fumado el ahora? Nada, como siempre, pues fumar era muy dañino a los pulmones, ¿Entonces que? Quizás los efectos del encierro eran progresivamente lentos y dañinos para el, junto al "estres" de estar conviviendo con gente que conocia poco o nada, o quizas solo el simple hecho de que habia estado lamiendo sapos en un estanque de por alli. El importante punto es que ahi estaba, en el jardin en alguna parte alejada, e incluso habia verificado que no haya gente cerca por que...simplemente las voces en su cabezita retorcida eran lo suficientemente molestas. Sentado por alli, estaba escuchando una cancion al maximo volumen, tanto asi que quien se acercarse a el bien podria escuchar la melodia; segun el estaba "meditando", concentrandose para poder invocar la lluvia en este dia soleado y poder ver algun arcoiris, llegar hasta su final y secuestrar el oro del duende, para impedir sus "malevolos planes" pues la Sirenita debio morir o si no aquel cuento infantil no habria tenido ningun sentido. Arcoiris y unicornios robots pasaban por su mente...si, debia invocar al Robot Unicornio, asi que tomo aire mientras se ponia de pie mientras miraba al cielo, enfocando lo mejor que pudo su vista para intentar mirar alguna nube y, la insiracion salio de el como el aire de un globo -...Always~ I wanna be with you~ and make belive with you~ and live in harmony harmony oooh love!- cantaba mientras caminaba e circulos, hiperactivo de alguna forma, drogado de otra...este seria un extraño dia para el, si, pero a la vez como cualquier otro.

Llevaba ya varias semanas de no estar aquí, ni allá, ni en ningún lado. Todo había comenzado a tornarse realmente aburrido y lo único que quería era salir de la rutina. Ese día le había dado por salir a caminar un poco. Había dado una larga vuelta a todo el edificio principal, sin propósito alguno, sólo esperaba a que algo pasara. Al salir del edificio se dirigió al jardín y suspiró largamente.

Últimamente sentía que el mundo se vería mejor desde cualquier otro ángulo, prefirió alejarse de nuevo al mundo y buscar la manera de reorganizar toda su vida y encontrarle un propósito, recordó todas las cosas que había hecho y se decidió por cambiar un poco de actitud. Si… desde ese día sería más alegre, menos caprichoso y se dedicaría a ser más amable y comprensivo.

Continuó caminando por los jardines, inconscientemente, en lugar de buscar a alguien para poner a prueba su cambio, buscaba alearse de todo lo que pudiera moverse y causarle distracción alguna. Suspiró de nuevo, quería estar solo, sin saber porque, treinta segundos había durado su mundo feliz y ya se había deprimido de nuevo.

Se detuvo a observar un árbol, parecía grande y lo suficiente frondoso como para brindarle una buena sombra por el resto del día, mientras podía escribir algo, una canción o una carta para enviársela a alguno de sus antiguos amigos. Pero justo cuando se iba a sentar escuchó un leve ruido que provenía de algún lugar cercano, se detuvo y comenzó a investigar de donde provenía.

Caminó un poco hasta que encontró a un chico bastante peculiar, al que no podía ignorar tan fácilmente. Pensó durante un tiempo en como debía acercarse, no quería asustarlo, ni tampoco quería que sus acciones no lograran llamar su atención. De pronto lo escuchó comenzar a cantar mientras lo veía levantarse. Sonrió para si mismo y sin poder hacer mayor cosa, comenzó a acercarse lentamente y se detuvo a una distancia bastante prudente para no parecer un acosador. Sonrió tranquilamente.