Aeria Gloris~ (Kytsume Ichidara)

- Caminando por un extenso pasillo se encontraba este; entre muchos estudiantes que le rodeaban. Acababan de otorgarle la aceptacion de su nuevo puesto como profesor de Latín y Lenguas Muertas en esta Prestigiosa Institucion~ Su alegría no podía ser mas; al fin podria usar sus extensos conocimientos y compartirlos con aquellos estudiantes que le habian asignado en tan poco tiempo-

-Al salir observó un excelso y amplio jardín que rodeaba a la arquitectura en todo su esplendor. Este sitio realmente le agradaba y le hacia sentir en casa, aunque fuera tan alejado a el. Caminó unos cuantos metros observando la florida y espesa vegetación finamente cuidada de aquel lugar, admirando las miles de florecillas que se abrian al paso de un camino de empedrada, el cual iba transitando, observaba estudiantes jugando y leyendo en aquel sitio; lo que inmediatamente le recordó al tomo que llevaba en la derecha; aquel que habia recien sacado de la biblioteca para leer, y que momento mas propicio que este, con un paisaje tan pintoresco.-

Resolvío caminar hacia un enorme sauce llorón, en donde se encontraba una banca solitaria; procediendo a abrir su nuevo libro "Criaturas Mitologicas y Divinidades de el Viejo Mundo", encontrando como primera inscripcion la frase ~ Aeria Gloris ~ / Occulis Infernalis ~

-Hmmm... Gloria de los Cielos... el ojo del Infierno....~ Que curioso...-

Caminaba despreocupado por el jardín que rodeaba el edificio del instituto. Había resuelto tomar prestado el cuarto tomo de "La biblia de la magia negra" porque los tres primeros se los había leído en muy poco tiempo.
No le hubiese importado quedarse en la biblioteca, pero había pillado a un par de chicos haciendo cosas poco pertinentes entre las estanterías y su mente, instintivamente, le había dicho "Sal de aquí". Había pedido el libro prestado y había salido corriendo como alma que lleva el diablo de la biblioteca, enfrentando a un montón de chicos en el pasillo, y pasando entre ellos.

Ahora que estaba al sol, se sentía indefenso. No es que no le gustase salir al exterior... es solo que prefería la lluvia al sol. Lo observó todo a su alrededor y se maravilló en cierto modo. Había unos cuantos lugares de aquel recinto por los que aún no había pasado. Tenía que seguir investigando los diferentes escenarios de su nuevo centro educativo, pero no era el momento oportuno. Aún le palpitaba fuertemente el pecho por la carrera y jadeaba levemente.

Entonces, sus ojos frenaron al ver a un hombre que le resultaba familiar, de tez blanca y pelo rubio.
Se acercó con cautela y lo observó de hito en hito, ocultando su propio rostro tras el libro.
Sin darse cuenta, se estaba acercando demasiado, pronto lo descubrirían.

- Acababa de pasar la primera pagina de su libro, concentrandose en su lectura, cuando de pronto sus largas orejas vibraron, asomandose de inmediato los dorados orbes por encima de el tomo que estaba leyendo; Sus pupilas negras se contrayeron debido a la brillante luz que se colaba por entre las largas ramas del sauce que se movian con la suave brisa-

-Aquel rostro le era familiar; era ese chico de la biblioteca... se encontraba algo agitado, pero aun asi le miraba con curiosidad. Guardó silencio por unos instantes; Aquel muchacho le ponía un poco nervioso, y en un vistazo mas detallado observó aquel vibrante color rojo de sus ojos que se movian rapidamente mientras lo detallaba. Le observó fijamente mientras se sumia en todo esto que pensaba, quizá sin darse cuenta que el silencio se estaba tornando algo largo-

Pensó que quizá debía alejarse. Eso de entablar relación con desconocidos no era lo suyo, a no ser que la situación fuera extremadamente propicia como, por ejemplo, si la persona con la que quería hablar estaba fumando, bebiendo o intentando asesinar a alguien a golpes. Quizá ese era el motivo por el que su madre le decía que se juntaba con muy malas compañías. Aunque tampoco es que un trastornado como él fuese una especialmente buena compañía.

Pero la curiosidad pudo con su instinto de supervivencia social, que más o menos era ese instinto que le decía que no debía inmiscuirse en los asuntos de otros porque esto cambiaría su vida. Por lo tanto, sencillamente se adelantó un poco y decidió hablar:

- Esto... ¿Le conozco? - le estaba costando más de lo que esperaba, porque notaba la mirada de aquel hombre sobre la suya propia - le he visto en la biblioteca y me preguntaba si era un estudiante, un profesor o bueno, si simplemente estaba de visita... yo que se...

Los nervios, en cierto modo, se apoderaron de sus piernas, pero su mente, siempre fría estaba en perfecto estado.
La información se revolvía en ella, procesándose poco a poco. Pensaba que había cometido el leve error de decir "yo que se" al final, pero tampoco le importaba lo que aquel tipo raro pensase de él.
Su personalidad más detestable comenzaba a tomar el control.

- Cerró el libro inmediatamente, levantando la mirada; Aquel joven habia dicho algo; y aunque le causo cierta sorpresa, seria de muy mala educación seguir en silencio. Se dirigió a el refieriendose de la siguiente manera; -

-Mi Nombre es Zenegard Remindorf; Vengo de una tierra lejana llamada Greisgraelfd, y acabo de obtener el puesto de profesor de Latín y Lenguas Muertas~ - Emitió en voz gruesa para el mas pequeño, mientras hacía una corta reverencia con el libro aun entre las manos-

Creo que nos encontramos en la biblioteca, mientras buscaba este libro, -señalando lo que tenia en la mano. Notó que el joven se ponía mas nervioso con cada instante que pasaba, al parecer aquel sentia algo de temor, o probablemente le invadian los nervios por aquel encuentro. No pudo evitar poner cara de preocupación.-

Eh... Se encuentra bien joven?...- Susurró acercandole, mientras esperaba su respuesta... aun seguia muy exaltado-

-¿Por qué coño te acercas tanto? - le dedicó una mirada fulminante al mismo tiempo que sus piernas dejaban de temblar - Yo estoy perfectamente bien y mi nombre es Kytsume Ichidara - se inclinó de mala gana.

Su personalidad agresiva y desconsiderada comenzaba a tomar forma en su mente. Solía controlarla, pero cuando se ponía nervioso era un escudo perfecto ante la interacción con los demás. Muy pocas personas habían visto esa parte de él y le habían continuado hablando.
Esas personas era a las que el llamaba "amigos" en su anterior instituto.
Pero bueno, ciertos rumores sobre su inestabilidad mental le habían obligado a cambiar de centro educativo y a este paso, los mismos rumores aparecerían en este nuevo.
Pero cuando su personalidad se desbocaba, era muy difícil para su mente retomar las riendas.

-Fijó la mirada seria ante aquel comentario; Aquel muchacho habia cambiado; desde el principio algo le decia que no estaba bien.-

-Me acerco, para ver bien las debilidades de los demas, como por ejemplo el nerviosismo ante las relaciónes sociales de algunos, y la escasez evidente de educación, modales y cultura.-, emitió con voz grave mientras desviaba la mirada a otro lado, y retomaba su libro en la pagina que lo dejó, mientras esbozaba una corta sonrisa.-

Algo le resultaba familiar en el... quizá era perfecto para su otra mitad, aunque en un loco y sutil salto de su imaginación, si se llegasen a conocer "el otro yo", no dudaria en torturarle hasta quitarle esa actitud arrancandole alguna extremidad solo por escucharle gritar. Sonrió un poco mas mientras veia su libro. *Siempre he de estar pensando estupideces*-Pensó, acto seguido aclaró un poco su voz y retomo su lectura con algo de gracia, mientras recibia su rostro una suave brisa de aquel jardín-

Instintivamente se arrodilló ante el profesor y extendió una mano para alcanzar su mentón.

- ¿Insinúa que estoy siendo un maleducado, señor elfo? - sonrió de lado, con su característico modo prepotente. - ¿Soy más adorable cuando soy dócil y tranquilo? ¿Cuando me tiemblan las piernas y me sonrojo?

Pasó el dedo pulgar por los labios de su "presa" y se pasó la lengua por el colmillo, como seguramente haría algún animal salvaje ante una maravillosa degustación latente.

- ¿Le parece que esta mal mi conducta? - soltó una amarga risotada - Si es así, intente oponerse a ella.

-No pudo evitar soltar una carcajada ante menuda gracia, tapando con los balnquesinos guantes sus labios; le resultaba inaceptable la manera tan descortés en la que se estaba comportando, pero esto era simplemente un juego bastante gracioso, hasta que aquel hizo contacto con su piel. Aquel simple gesto le hizo sentir un corto escalofrio-

*Hnph... Interesante~*-Pensó-

-Apartó las manos de aquel de su rostro con el libro recientemente interrumpido que llevaba consigo mientras le observaba desde arriba, con la mirada serena-

Me resulta irrelevante la corriente que retome su comportamiento mientras que no sea en el aula de clase, Señor Ichidara, pero referente al contacto físico, no es algo que apruebe de un desconocido. -Entrecerrando los ojos con una gran sonrisa-

-Esta era una persona diferente, definitivamente, e inconscientemente, se moria por seguirle el juego, al parecer, no tenia ni la mas remota o minima idea de con quien estaba hablando, ni mucho menos, de las propiedades que tenia, que le hacian leer, paradojicamente, como un libro abierto-

- En ese caso, ¿Por qué no nos conocemos un poco mejor? - sonrió de lado de nuevo. - el contacto físico hace la felicidad ¿No es así?

Entonces, un escalofrío le recorrió la columna vertebral y se sonrojó por lo que él mismo había dicho de pronto. ¿Que demonios era eso de "¿Por qué no nos conocemos un poco mejor?"? ¿Y lo de que el contacto físico hacía la felicidad? ¡Pero si él no estaba acostumbrado a tocar siquiera a su propia madre!
La situación se tensó en su mente. Su personalidad inquisidora le obligaba a seguir, a continuar en aquella tentativa de... ¿Cita? ¡¿Cómo que cita?! Estaba hablando con un profesor... ¡Y era un hombre! Ni siquiera se había dicho a si mismo si en verdad era homosexual o no... ¿Y su personalidad fuerte ya le estaba obligando a seducir a un hombre?
Sencillamente, guardó silencio, esperando que el profesor tomase las riendas de la situación y su personalidad se estabilizase de nuevo, aunque eso implicase que le temblasen las piernas.

Sabes, no puedo evitarlo, pero eres bastante gracioso, espero me disculpes

Aunque aquel comentario estaba algo fuera del contexto, no podia parar de sonreir con eso de "el contacto físico hace la felicidad", le sonó bastante pasado de tono aunque no mas que gracioso. La verdad esque el chico empezaba a caerle muy bien.

- Cuando alguien se sonroja por un comentario propio es porque debe significar algo para si mismo, Comento- Viendo la reaccion del otro que pretendia hacerse el loco ante semejante arranque de emociones.Le invitó a tomar asiento mientras guardaba el libro entre su casaca blanca-

Se sentó con cuidado al lado de su profesor. ¿Ahora qué? Si dejaba que su sádico interior saliese a jugar se lo pasaría bien, sin duda, pero se ganaría una amonestación o algo peor... una nueva persona que mutase su forma de vida y su mundo.
Pero era un poco tarde para ignorarlo y salir corriendo, como solía hacer. Quizá aquel hombre se convertiría en su nuevo profesor de latín, optativa que por supuesto había seleccionado, y no podía permitirse el lujo de llevarse mal con él.

- No se si significa algo para mi - susurró - creo que... ¡Creo que lo dije sin pensar! - se sonrojó un poco más.

Esto de hablar con otras personas resultaba más complicado de lo que recordaba. Los libros eran más fáciles de tratar, solo tenía que abrirlos y disfrutar de ellos... ¡Dios! ¡Pensamientos impuros, pensamientos impuros!
Guardó silencio, mirando de soslayo a su profesor.

- No pudo evitar escuchar lo que estaba pensando el otro, a veces, su telepatia se volvia algo molesta, pero... pensamientos impuros?... Hohoho, que seria eso que estaba pensando aquel-

Pues si, probablemente sea su nuevo profesor de Latín, y las relaciones sociales no son faciles, al menos para mi, pues soy un ser bastante reservado. No se crea distinto, al contrario, soy demasiado correcto para mi gusto, por lo cual a veces me impide socializar de manera adecuada con personas de mi propia edad; y debo decir que le reprocho a esto la mala fama que tengo de aparentar ser mayor por mi "extraña forma de hablar", con respecto a los libros, pienso de igual manera que Ud, Senor Ichidara, nada como un buen libro para ilustrar una mente brillante. Pero... me han dejado intrigado sus pensamientos impuros, la verdad - Dijo, mientras sonreia -

- No me leas la mente, elfo engreído - ¿Otra vez? ¡No por favor!- o me obligarás a mostrarte
los pensamientos impuros en primera persona.

Claramente, su personalidad amable no sería tan... directa. Más bien sería reservada, callada y se hubiese sonrojado, provocando las palabras del profesor un ligero "tembleque" en sus piernas y manos. Pero aquel hombre incitaba a su sádico personal y si quería jugar, no había quien le frenase.

Agarró la mano de su profesor y le lamió suavemente el dedo índice para después metérselo en la boca, mirándole directamente a los ojos.
¡¿Pero qué demonios estaba haciendo?! Todo era tan irracional, tan subrealista... normalmente cuando se ponía agresivo se ponía a pegar a diestro y siniestro pero ahora... ¡Ahora estaba intentando protagonizar una escena porno! ¡Y encima con otro hombre!

El león había salido de su jaula y ahora tenía ganas de devorar una presa.

-Le tomo absolutamente por sorpresa este comportamiento, pero no le preocupó mucho. Retiró sus manos para volver a colocarse el guante en la derecha mientras acariciaba su cabello en cortos movimientos-

Al parecer eres un muchacho bastante hiperactivo no?...~ - Observó como temblaba un poco aquel con cada palabra de la conversacion. Esto le hacia revolver el estomago sin saber por que. Siempre sereno, sabiendo la condición de aquel, busco dentro de sus ropas un fino tubo de metal pulido que se llevó a los labios mientras dejaba sonar una suave melodia que se llevaba la brisa de verano. Entrecerro los ojos mientras esperaba que el otro disfrutase de la musica tanto como el. O quizá intentar calmarle. Sabia que de no ser asi, sucederian cosas no muy buenas-

- ¿Por qué no pruebas a tocar otra flauta? - le miró directamente a los ojos, a pesar de que su compañero los tenía cerrados - podríamos pasárnoslo muy bien si lo intentas...

Vale, esto ya se le estaba escapando de las manos ¡Estaba provocando sexualmente a un profesor! El hecho de que fuese un hombre comenzaba a carecer de importancia en comparación a todo lo que se la pasaba por la mente.

Su parte dócil estaba desesperada, por eso le temblaban las piernas sin descontrol, pero su parte agresiva estaba eufórica y "sonriente" de ahí sus sonrisas naturales, sus incitaciones libidinosas y el calor que lo estaba llenando por completo.

Si la cosa seguía así, se vería a si mismo como a un depredador más que como a la persona distante y marginal que siempre había sido.

-Retiró la flauta de sus labios, volteando aquellos amarillentos y penetrantes orbes que ahora se tornaban en un verdebosque intenso, mientras se acercaba a su cuello con una cara un tanto inexpresiva-

Mi ser, no se relaciona con demonios de pacotilla, incubos que son escorias de una sociedad, ni mugrosos seres inferiores de cuarta, a menos de que los trate solo para exterminarlos. Quizá mi hermano te sea agradable, pero lo que encuentres dentro de el, no lo será. Puedo oler tu miedo, como no tienes idea, eres un ser con un alma tan impura que puedo verte como si fueras un espejo. -Dijo, con una voz algo sadica, retrocediendo inmediatamente, ahora volviendo a su ser, mientras le observaba con algo de horror. Algo en el no estaba funcionando.

-Le ruego me disculpe, mi señor, por cualquer cosa... e inconveniente que le haya dicho, y por favor, no comente nada de lo sucedido. Le estoy en deuda, pero creo que lo mejor sera retirarme. Replicó algo exaltado mientras llevaba una mano a su pecho y se levantaba de aquel sitio-

Le tomó por la parte inferior de su casaca y lo sentó de nuevo, intentando no hacerle daño.

- No me molesta esa parte de ti tan... ¿Sádica? - se sentó sobre él, con una pierna en cada costado, colocándose sobre su regazo- No hay nadie por aquí y si estas en deuda conmigo... - pasó suavemente la lengua por su cuello - Permitiré que me extermines porque soy un incubo que necesita alimentarse.

Le dio un tierno beso, porque su personalidad agresiva estaba flaqueando. La inocencia estaba a flor de piel y comenzaba a sonrojarse.
Ahora mismo... ¿Qué estoy haciendo? Esto es... confuso yo... quiero que continúe pero al mismo tiempo no puedo consentir esto yo...

Se llevó las manos a la cara, a punto de llorar pero con la lujuria reflejada aún en sus ojos carmesí. Jadeaba levemente.


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(Lo más gracioso de todo es que mi pj es virgen xDDDD)

-Miraba desconcertado a todos lados.... el comentario sutil que le hizo no era en broma, le alteraba el contacto físico... no llevaba ni una hora en aquel lugar y ya tenia un estudiante encima de sus piernas teniendo una crisis de personalidad.... que dirian si alguien lo ve... en su primer dia de profesor... oh Dios... se sentia sumamente agitado, con el beso de aquel... ahora se daba cuenta de todo, de sus preferencias sexuales, y todo esto era con la intencion de seducirle tal vez?-

*Calma* -Pensó, mientras entrecerraba los ojos y suspiraba, tomando las manos del mas pequeño que parecia estar a punto de llorar de su cabeza mientras le miraba con algo de tristeza. No podia reprenderle porque sabia lo que sentia; mas aun cuando parte de lo que hacia no era obra suya, pero tampco podia dejarle hacer esto... en un sitio tan publico. Realmente se sentia nervioso con el ultimo desdoblamiento tan repentino que habia sufrido, y con el joven tan inestable con el que estaba.-

-Que puedo hacer por Usted...-Preguntó tomandole las manos, sin saber que hacer ante tal reacción-

La mente se dividió en dos para responder.
Una parte afirmaba, con seguridad: Bésame. La otra, intentando huir de aquella situación solo podía susurrar: Socorro, que alguien me ayude.

Sus labios no sabían a quien debían hacerle caso. Las manos le temblaban levemente, pero no se apartaba ni un solo centímetro del lugar en el que se había colocado.
Entonces, el escalofrío volvió y dijo:

- Béseme, profesor - con una sonrisa segura de si misma, con el auto-control de su mente, con el poder tomado por su lado lujurioso.

- Su ser debatia en dos. Escuchaba lo que pensaban los dos, pero su otra parte estaba tan inquieta que no le dejaba pensar bien.-

- Béseme, profesor -; escuchar esa frase le hizo erizarse de una manera anormal. Este muchacho estaba buscando lo que no se le habia perdido... realmente su mente estaba demasiado agitada; veia la desesperación de uno y el deseo del otro, sin dejar de observarle fijamente con cara de preocupacion, mientras, para su horror, el otro respondia;

-Es esto lo que realmente desean...--Apretando las manos de aquel-

NO NO! por que dijo eso! El... no queria esta situación... el era probablemente un futuro alumno que quiza llegara a tener 5 o 6 años menos que el... esto era inaceptable, y poco o nada podia hacer por ello.

Entonces su parte débil aceptó la situación y miró fijamente al profesor a los ojos. Se ruborizó, pero comenzó a desear lo mismo que su parte agresiva.
El profesor parecía tan comprensivo... tan diferente. El contacto humano le desagradaba por norma general, pero el profesor atraía a una parte de si mismo que golpeaba a otros. Quizá había llegado el momento de dejarse llevar por una sola vez.

- Sen... sensei... se que esto no esta bien... lo se de verdad... - desvió su mirada al suelo, en la distancia - pero quizá no sea tan malo dejar que me influya por completo por una sola vez.

Sus manos comenzaron a temblar y su pecho palpitaba fuertemente.
Su parte agresiva estaba completamente eufórica. Al fin tenía completa libertad para manejar una situación que tanto ansiaba. Estar siempre lejos de la gente que le había atraído le tenía cansado y harto. Por culpa de su otra mitad, nunca había conseguido tener nada con nadie, pero había llegado el momento de la verdad, su hora. La hora de la acción. Y tenía a un hombre interesante para cumplir sus propósitos, justo enfrente de él... ¿O debería decir debajo?

- Sonrió sadicamente mientras se acerca a el mordiendo suavemente sus labios dulces y llevando sus manos a un lado. Tenia a el otro completamente histerico y podia oler el miedo en el... eso en ambos causaba bastante excitacion; mientras, se hundia en un profundo beso junto al otro, que se encontraba sobre el. Le observó cual presa era mientras daba cortos besos sobre su cuello y orejas -

Entonces, asumo que quieres ir a otro lugar...- Replicó con un tono de voz completamente diferente-

- ¿Te molesta hacerlo en público? - sonrió, controlando su cuerpo - Es mucho más divertido si le añadimos el peligro de ser apresados pero... si quieres venir a mi cuarto...

Deslizó su lengua por el cuello del mayor, mientras le acariciaba sensualmente el vientre bajo la casaca. Introdujo lentamente la lengua, lamiendo lentamente a su paso los labios de su profesor.

Mi puesto esta en riesgo, mi señor, asi que acepto su invitación. - Deteniendo sus manos en seco- ... Le tomó de la cadera acercandole hacia el mientras mordia una de sus orejas-

So olor... me parece irresistible...