Después de la Lluvia [Damian]

Al parecer no importaba su casa o cualquier otra cosa para el chico, parecia feliz, fuera del mundo, perdido en sus pensamientos. Esbozó una pequeña sonrisa de nostalgia y siguió caminando mientras le escuchaba hablar. Damian le habia malentendido o era que no se supo expresar, realmente le habia puesto en un leve aprieto en su mente, pero como al chico no parecia importarle contarle esas cosas, decidió callar.

La llovizna seguía empapandolos cada vez mas, su kimono blanco ya tenia una leve tonalidad grisácea y las gotas recorrian su melena hasta caer en el suelo, acabando su camino...

- Gracias aru...- dijo con mucha suavidad ante su alago hacia su casa, se le quedó mirando de reojo, aun con aquella sonrisa tranquila de siempre, que fue cambiando nuevamente a una un tanto melancólica, decidió así evitar contacto con los ojos verdes de Damian que se habia adelantado para verle.

- Tan solo una persona que vive conmigo, es considerada familia... los demás sólo amigos, unos más vagos que otros aru...- dijo mirando hacia el suelo unos segundos, para luego concentrarse en el camino que seguían casi por inercia. - Me temo que mi familia fue muy limitada, y al final terminamos todos separados por desgracia yoroshi...- dijo entrecerrando sus ojos y haciendo que sus ojos emitieran un leve brillo triste al recordar, rió nerviosamente tapandose la boca, burlandose de si mismo, cerrando sus ojos para ya dejar de causar lástima.

- Perdoname aru, aun estoy un poco inestable yoroshi.- dijo riendo un poco más divertido, apresurando el paso hasta llegar al poco tiempo a la zona residencial... Caminaron un poco más y claro a lo lejos se veia su dulce hogar, mejor dicho mansión oriental que se veia imponente ante las demás casas de al lado.

Spoiler:

- Ya hemos llegado aru... a la mansión Wang...- dijo con cierto fastidio en su tono de voz, sin pensarlo dos veces camino sobre el puente que llevaba hacia la entrada principal. Tocó la puerta con fuerza un par de veces e inmediatamente fue abierta de par en par, enseguida se le fue pasado por los hombros una toalla, por dos chicas de las 17 que ahi estaban, vestidas con kimonos chinos de color lila; las demás tan solo se limitaban a reverenciarle.

- Gracias, una para él chico tambien aru...- dijo con suavidad mirando a Damian, y las chicas hicieron lo mismo con su invitado, Yao le hiso una seña a el chico para que le siguiese mientras se secaba la cabeza con la toalla con tranquilidad... Pasillos y más pasillos iluminados por hermosas velas y de lo más acogedor ante la lluvia de afuera.

- Desea algo más joven Yao? se encuentra bien? .- dijo una de las chicas quien caminaba a su lado, el pelinegro sonrió y negó con la cabeza... Asi que simplemente la joven se retiró sin más de su camino. Abrió porfin una gran puerta que daba a su querida habitación, dejó pasar a Damian y cerró detrás de si. - Bienvenido seas entonces aru...- dijo suspirando y esbozando una sonrisa.

-No tienes nada que agradecerme… –Murmuró con una mezcla de dulzura y preocupación, sabía que sus comentarios podían incomodar a las personas, realmente no le molestaba hablar de toda su vida, pero muchas veces no se daba cuenta de que no todos eran igual a él y que habían cosas que preferían mantener en silencio. Disminuyó el ritmo de sus pasos para caminar a un lado de él, dejando que le guiara hasta su destino.

El frío había comenzado a darle un fuerte dolor de cabeza, sentía que todo se veía borroso y no podía entender nada de lo que pensaba, era como si sus pensamientos importantes se estuvieran resguardando del frío en alguna parte de su cerebro o simplemente se hubieran congelado. Permaneció callado, mordiéndose ligeramente el labio para no dejar escapar ningún comentario extraño de los que tenía en esos momentos.

-Entiendo… –Fue lo único que pudo pronunciar al notar que la tristeza volvía a su compañero, se esforzaba mucho por mantenerlo animado, pero siempre tenía que hablar de más. Tendría que tomar eso más en cuenta, no era bueno para hacer conversación y, cuando eso pasaba, lo mejor era guardar silencio.

Al recibir el anuncio, alzó la mirada y se quedó boquiabierto contemplando la enorme y elegante mansión. Sería tal vez tres o cuatro veces más grande que su casa y la casa del vecino juntas, tal vez la “casa” más grande que había visto, tal vez era del tamaño del barrio entero, tal vez solo deliraba por el frío, tal vez la parte del calculo en su cerebro estaba totalmente congelada, tal vez estaba exagerando.

-Wow… –Fue lo único que logró pronunciar al atravesar el puente, quedándose un poco atrás, observándolo todo maravillado, impresionado con el trato que le daban, apenas logrando colocar una mano sobre la toalla que le habían dado, siguiendo torpemente a Yao, detallándolo todo estupefacto, no podía creer que alguien pudiera vivir entre tanto lujo.
Le siguió hasta la habitación observándola cuidadosamente sin poder quitar sus ojos de encima de lo que había dentro y luego clavó sus impresionados ojos verdes sobre el propietario. -Vaya… ¿De verdad vives aquí? ¡Es genial! O… ¿No lo es? –Por unos segundos se borró su sonrisa, pensando en lo que el otro podría pensar al respecto y esperando una respuesta.

Al ver la reacción de Damian no pudo evitar sonreir divertido, esa era la reacción que tenian todos pero en el chico se veia algo diferente, tomó la toalla que Damian tenia en los hombros y le secó con cuidado la cabeza, estando Yao atrás de él.

- Si puede que sea genial aru, acogedor creo...- dijo entre una pequeña risa tranquila.- Digamos que aqui puedo ser caprichoso aru.- dijo sonriente dejandole la toalla en la cabeza al chico, pasando un poco más en su habitación, abrió la puerta corrediza que daba hacia donde estaba su cama y armario, donde se encontraba Damian era como el recibo de esta.

Abrió su armario y miró un tanto confuzo, no sabia si al chico le apeteceria un baño de agua caliente o talves preferiria ropas secas, le miró de reojo y decidió preguntar, ya que no tenia más opciones.- Damian, quieres darte un baño de agua caliente o prefieres te de ropas secas aru?..- dijo tal y como se había planteado en su mente, caminó tranquilamente hacia la mesa de noche y tomó una pastilla tragandosela de inmediato, para luego ir hacia la mesa donde se encontraban muchos papeles; contratos, peticiones, problemas, reportes... Todo eso para que el los revisace y decidiera que hacer...

Suspiró fastidiado y acomodó uno que otro documento de alli.