...¿Y se abre el club? [Libre]

La noticia le llegó como golpe al corazón. Podría olerlo, sentirlo, era como un llamado natural que tenía. Corrió a confirmar su sospecha, llevaba tiempo de pensar que debía de haber algún club de música por alguna parte del instituto y constantemente se paseaba por los pasillos buscándolo, sin obtener resultado alguno. Cuando estuvo frente a la puerta pudo escuchar el eminente sonido de un bajo que provenía de adentro. Su corazón comenzó a latir con demasiada fuerza mientras el resto de su cuerpo se llenaba de una euforia incontrolable.

-¡No puedo creerlo! ¡No puedo creerlo! –Gritaba sin poder contener su felicidad.

Comenzó a reírse escandalosamente sin poder evitarlo y se animó a entrar. Al ver la hermosa batería, el salón casi vacío con excepción de los adornos, las pizarras y el chico concentrado en su melodía, no pudo ni siquiera simular un poco de cordura, mientras su rostro se iluminaba por completo con una sonrisa incrédula, sentía que su mayor sueño se había hecho realidad. Comenzó a pasearse por el salón dando vueltas como una bailarina, primero despacio, disfrutando cada centímetro del salón, pero conforme crecía la emoción iba cada vez más rápido y más rápido y aún más rápido hasta que perdió por completo el equilibrio y cayó al suelo mareado. Seguía riéndose hasta que recordó que no era el único en la sala y que probablemente el otro chico ya había notado el gran escándalo que estaba armando y que por cortesía lo menos que quería era interrumpir la canción que estaba interpretando. Se llevó ambas manos violentamente a la boca para cubrírsela lo más pronto posible sin notar la fuerza que llevaba que le provocó un fuerte dolor en toda la cara y que probablemente no se le quitaría en un buen rato.

Cerró los ojos con fuerza cuando el dolor comenzaba a hacerle más efecto y al sentir como su mundo daba vueltas por el mareo. Al abrirlos de nuevo, se dio cuenta de que el otro chico estaba enfrente de él, observándole con preocupación. Se descubrió la boca y comenzó a reír levemente mientras se sentaba.

-Si, gracias. Lamento la interrupción, no quería molestar, pero estoy demasiado emocionado. Me gusta mucho la música y esperé mucho para que se abriera un club, por eso estoy feliz –Dijo mientras le miraba fijamente y le dedicaba una gran sonrisa.

Se detuvo a observarlo, parecía un chico tan normal y tranquilo, tal vez demasiado tranquilo, no daba la impresión de ser un buen líder, inclusive le pareció que no era muy social. Estaba seguro de que siendo como le parecía, se requería de mucho valor o demasiado amor por lo que hacía para atreverse a armar su propio club, pero también sabía que no llegaría demasiado lejos si sus impresiones eran correctas, pero definitivamente confiaba en que él tenía demasiada energía para poder ayudarle.

-Si, vengo al club. Soy Damian VanHolf, de la clase 1-1, tengo dieciséis años. Solía tener una banda con mis amigos, era la voz principal y también tocaba el bajo –comentó mientras le tomaba la mano y se apoyaba para levantarse, y ya estando de pie, aprovechó para estrecharle la mano en un saludo amistoso sin dejar de sonreírle.

-La música es mi vida. Espero que me aceptes en el club. Me gusta tu bajo, es genial y tú tocas muy bien. A propósito suelo hablar mucho cuando estoy nervioso, es la primera vez que me uno a un club, no se realmente como funcionan las cosas pero estoy seguro de que puedo adaptarme bien a lo que sea –dijo comenzando a hablar a ritmo acelerado pero aún sonriendo.

Cuando escuchó que se habían abierto los clubes no dudo en inscribirse a alguno. Pensó cual sería el que le quedaría mejor, estaba indeciso la verdad. Se quedó entre dos clubes, el Paranormal y el de Música ligera. Pero... uno, le atraía más sin saber el por qué.

Se dirigió al Salón en el cual se encontraba el Club de Música Ligera, imaginándose como sería estar en aquel Club, pensando en que instrumento tocaría. Recordó aquel instrumento con sonidos tranquilos, el cual muchas veces fue ocupado para asustar. El piano… .Unos recuerdos volvieron a su mente, pero prefirió sacarlos de su conciencia.

Dudaba mucho que allí hubiera un piano además, por lo que pensó mejor en el Teclado. Así se sentía mejor, además de que en su vida nunca hubo uno. Sonrío al saber que si había dejado su pasado atrás, además de que ahora camina hacia el futuro y a un Club genial. ((Me salió WTF este párrafo xDD))

Cuando estuvo frente a la puerta, la abrió sin dudar. Al parecer no era el primero, pero, no le importo. Cerró la puerta tras él y miro la situación, sin hablar ni hacerse notar. Tan solo observo todo el lugar, para fijarse en el que tenía el bajo. Se sintió raro, pero no se atrevió a hablar. Tan solo se quedo allí parado, mirándole... para luego hacer que sus ojos se fijaran en otro punto de la habitación.

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((OFF: Me uno xDD))

Ocultar su emoción era algo que le parecía imposible, amaba la música y por tanto amaba a quienes también la amaban. Le agradaba saber que a tan poco tiempo de haberse abierto el club ya hubiera varios interesados, sentía que tal vez podría hacer nuevos amigos en ese lugar.

Sonrió mientras observaba a los dos que acababan de ingresar y luego se detuvo mirando a su “líder” mientras éste hablaba. No pudo evitar contener una risa nerviosa, se caracterizaba por siempre tratar de parecer lo más sociable posible, pero su verdadera naturaleza dejaba ver que en realidad era una persona en extremo tímida que le costaba mucho encontrar tema de conversación y que no tenía facilidad para hablar normalmente sin ponerse nervioso, a eso sólo se le podía agregar un tremendo miedo a la soledad para completar el cuadro del desastre perfecto.

-Yo… me llamo Damian… VanHolf… estoy en la clase 1-1… es un gusto conocerlos –Pronunció lentamente tratando de poder hacerse entender sin que los nervios le vencieran y comenzara a “disparar” palabras.

Hizo una leve reverencia al resto de los compañeros e inmediatamente se acercó al que había entrado después de él, tomando su mano para estrecharle y darle una ligera sacudida en señal de saludo, luego se acercó al que había permanecido cercano a la puerta y repitió el acto. Regresó al lado del presidente y lo miró con una enorme sonrisa en su rostro y permaneció por un largo rato en silencio antes de que pudiera pronunciar palabra alguna.

-Tengo algo… bastante… de experiencia, así que podría ayudarte en lo que quieras… a menos que no quieras… pero si quieres lo haría con gusto… –Dijo con la misma sonrisa que se desvaneció al pensar que tal vez no necesitaba su ayuda pero que luego reapareció al pensar que sí.

((*Escucha un Coro de Ángeles cantar el Hallelujah de Handel* o_ò Lamento tardar tanto respondiendo... -w-U))

Escucho atentamente la Bienvenida y presentaciones de los dos chicos, con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Se sentía feliz, muy feliz. La gente de este Club le parecían muy gentiles y amables, cosa agradable. Al parecer iba a tener la oportunidad de tener amigos de verdad, y no enemigos.

Cuando vio al chico de cabello grisáceo acercarse a el para estrecharle la mano, quiso darle un abrazo en vez de darle la mano. Pero, se resistió, ya que debía mantener la conducta, además, apenas se habían conocido; presentado... Bueno, el menor si se había presentado, él no.

Aun mantenía su sonrisa, intacta. -Mi nombre es Taki Imoo, soy de la Clase 2-2, toco el pia... perdón, el teclado. -¡Casi había dicho el nombre se ese instrumento! ¡casi! Menos mal que alcanzo a retractarse para decir 'Teclado'. -U-un gusto~... -Su sonrisa por un momento desapareció por unos nervios innecesarios, pero la recupero inmediatamente para soltar una risita, nerviosa, la cual pronto perdió lo nervioso.


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((OFF: Sorry por no contestar antes~))