Alumno nuevo (abierto)

Era una de esas mañanas de esas donde uno se despierta y puede sentir el aroma de las flores, una brisa fresca y un sol alentador, quizás era porque se acercaba la primavera. Cuando me desperté sentí el cantar de las avecillas que tenían un nido en el árbol frente a mi habitación. Fui a la cocina a servirme el desayuno con un agradable jugo de naranjas naturales que tenían un agradable dulzor, algo perfecto para empezar el primer día de clases, nada podía salir peor hasta entonces.

Camino a la escuela, el camino fue bastante diferente a lo que fue entonces aquella mañana del inicio de primavera, el cielo se iba nublando, y parecía como si el cielo fuera a llorar, ya que nubes negras iban acercándose hacia entonces, era una gran lástima, pero no iba a quedarme ahí para mojarme por la probable lluvia que se acercaba. Decidí entonces correr hacia la escuela antes que el espectáculo de agua y la cascada que caía desde el cielo denotando un triste panorama me llegara a mojar.

Al llegar a la academia, quedé anonadado con la decoración que ésta poseía, era bastante agradable, todo era muy limpio y reluciente, pero claro, era solamente la entrada, quizás todo era mucho mejor que esta primera parte que alcancé a ver. Seguí entonces mi camino dirigiéndome hacia un salón donde podría ver la clase en la que estaré. Mientras iba hacia ese salón, pude apreciar el hermoso jardín que esta escuela poseía, me causó mucha impresión lo precioso que era, quizás ese lugar sería mi lugar preferido de este lugar. Justo ahí bajo el árbol de cerezos. Cada vez que me acercaba hacia mi destino me ponía algo más nervioso, no sabía a lo que me afrontaría desde ahora.

Cuando llegué toqué la puerta, y sólo pude escuchar un adelante proveniente desde la secretaria. Me acerqué entonces hacia ella y dije – Disculpe, ¿Dónde puedo ver qué clase es la que me toca a mí?- La secretaria me quedó mirando entonces, apuntó hacia un tablón de anuncios, y comencé a buscar mi nombre hasta que me encontré y me dirigí entonces hacia el salón. Los nervios volvieron a apoderarse de mí y me quedé un rato mirando el por la ventana el hermoso jardín y aquel árbol de cerezos, antes de dirigirme hacia la sala de clases.