La llamada de la lluvia

Le había costado encontrar un pasillo mínimamente vacío donde poder perderse en la contemplación de las gotas de lluvia que chocaban contra la ventana. El descanso no era el momento ideal para salir y disfrutar de la lluvia pero lo cierto que sus pies difícilmente podían soportar no salir corriendo a los jardines. Y lo único que se imponía, más allá de saber que volver a la clase chopada no quedaba del todo bien, era que no podría volver a tiempo, pues una vez bajo la lluvia perdía toda noción de la realidad. Que se destapara su máscara ni se le pasaba por la cabeza, pues dada su afición al agua, de lo primero que se había ocupado tras tenerla aparentemente preparada era de hacerla resistente a la lluvia. Y las pruebas habían sido un éxito, pues aunque se iba el maquillaje el pelo sobre la cara tapaba lo necesario para una identificación de sexo solo por la cara. Y respecto al cuerpo solo parecía que llevara otra camiseta bajo la camisa, nada revelador.

De pie con una mano resbalando por la ventana empañada, la luz fría de aquel día nublado como única imaginación, parecía una estatua mal colocada, pero el acompasado movimiento de su pecho lo desmentía para cualquiera que observara un poco. Aunque en aquel momento su actividad no se distanciaba tanto de la de una figura muerta, más que eso parecía automática, respirando por la misma inercia por la que subía la mano de nuevo en el cristal cada vez que llegaba hasta el marco de la ventana.

"Me está llamando..."

Aunque intentaba concentrarse en cualquier otra cosa sus pensamientos se redirigían solos hacía la lluvia y el hecho de no poder estar donde quería. Trataba de pensar en alguna de las multiples obsesiones que había adquirido para la supervivencia, comprobar su voz, su apariencia, su carácter odioso o el desprecio que siempre debía adornar su rostro, pero hasta este último se había perdido con la lluvia. Después trató de concentrarse en la el dolor de cabeza que últimamente la perseguía, o bien en lo tapada que tenía la nariz desde hacía unos días, pero cualquier mal parece desaparecer cuando estás delante de tí aquello que practicamente más amas, la salida más fácil y la más segura de todo para alejarse. El repiqueteo sobre la ventana llamando a su naturaleza.

No tenía consciencia de sus movimientos cuando abrió la ventana y las gotas comenzaron a caer sobre sus manos, su rostro. Un suspiró se convirtió en vaho tras abandonar sus labios y un inicio de sonrisa pareció dibujarse en sus labios, inconlusa. Extendió los brazos por delante de ella, sacando el torso fuera de la ventana todo lo que los límites de la gravedad le permitían sin caerse.

[Entendiste bien ^^, es una chica disfrazada de chico por simplificar un poco =P]

Aunque la lluvia no caía con fuerza pronto estuvo casi enteramente mojada, piernas incluidas, tal era su esfuerzo por estar fuera y a la vez dentro, en otro momento tendría que agradecerle a sus equilibrio que se portara tan bien cuando hacía aquellas locuras. Y mantenerse así incluso de aquella manera tan irresponsable e inconsciente requería cierta concentración, más bien de su cuerpo que no de su consciencia, así que cuando una voz interrumpió su particular baño, el esfuerzo de girarse al tiempo que se mantenía con más de medio cuerpo fuera de la ventana fue demasiado para seguir estable y se tambaleó peligrosamente mientras si intentaba volver a meter en el edificio. Por inercia volteó los brazos intentando reequilibrarse hasta que pudo cogerse al marco de la ventana y descender.

Si no estuviera tan ida como en aquel momento habría gritado al oscuro individuo que se le había plantado delante, pues así lo haría la personalidad que ella había decidido interpretar, pero en aquel momento se le quedó mirando con expresión vacía, pareciendo que no podía verlo y miraba algo mucho más lejano. La lluvia seguía cayendo sobre ella, pues la ventana continuaba abierta pero no parecía que le molestara o que siquiera lo notara, y después de lo que había estado haciendo, no parecía nada extraño. Mientras intentaba devolver su mente a la tierra, un charco de agua se iba formando a sus pies, resbalando por su pelo y su ropa y bien ayudado por la lluvia de fuera. Llevando la camisa tan mojada se notaba que debajo llevaba una camiseta negra pero no pasaba de ahí, aunque se quedo mirándose un momento la manga segura de que tenía que comprobar algo y sin caer en que.

Cuando por fin reaccionó, lo hizo frunciendo el ceño, y los gritos y malas palabras que debería haberle seguido se quedaron en un gruñido difícil de identificar en el que se mezclaba la rabia y cierta tristeza por haberse apartado de la lluvia. Ahora ya con el ceño fruncido continuo se quedó mirando la ventana que seguía abierta y el agua que por ella entraba.

- Si, mejor la cierro - susurró respondiendo a un pensamiento.

Todo volvía a … la “normalidad” así que ya un poco interpretando el enfado, un poco más contenta por haber tocado la lluvia se volvió a quien la había molestado con expresión interrogante.

Se quedo parado mirando como el joven que se asomaba por la ventana estaba cada vez más mojado, el agua comenzaba a reslabalar por todo su cuerpo siendo absorbida por sus ropas. Al parecer cuando creo ese sonido con su garganta, en el intento de llamar su atención desconcentro al muchacho, este se tambaleo peligrosamente sobre el marco de la ventana, Aun viendo esto no hizo nada, lo más predecible era que lo ayudara a estar de vuelta en el edificio, son embargo solo se movió un poco, retrocediendo un par de pasos para que el agua que, siendo salpicada por los movimientos del rubio, no lo tocara. Parpadeo de forma lenta la tenerlo parado enfrente, sintiendo el frío que entraba por la ventana, le miro casi de la misma forma que él lo estaba haciendo, comenzo a dudar si en verdad le miraba a él o si veía algo más allá.

No se...no fue una reacción muy normal, sus movimientos y la expresión que traía en un principio, cambiándola después por lo que parecía ser enojo...no esperaba algo así, creí que al menos gritaría al estar apunto de caer. **...un ser peculiar...** pensé mientras veía como cerraba la ventana y se volvía nuevamente a mi mirándome fijamente.

-Hemm...hola...-

*claaaro, que buen comienzo...más torpe no pude sonar**

La verdad es que luego de haber visto eso y que no le dijera nada, complico las cosas le hubiera sido más fácil comenzar con algún grito que con un silencio incomodo.

Me puse a pensar en que lo mejor seria dejar de ser tan YO y poner una mejor cara, decir algo amigable al llegar el momento...y...sonreír...no, tampoco es para tanto.

-este..lamento haberte interrumpido de esa forma...en lo que sea que hallas estado haciendo- dije luego de dar un suspiro y mirar el charco que se formo bajo sus pies.

La escena parecía un poco absurda, con una parecida expresión sin sentimiento por unos momentos mientras ella iba recuperando su control de sí misma y conforme recordaba toda la máscara que debía llevar y como debía comportarse con el resto del mundo las arrugas de su frente se hacían más profundas y la rabia de sus rostro más evidente, aunque distaba mucho de ser lo que podría haber conseguido de no estar mojada de arriba a abajo. Y de no seguir bajo los, para ella calmantes, efectos de la lluvia, ya habría salido del pasillo, camino a la habitación para cambiarse de ropa, algo que sin duda, necesitaba con cierta urgencia.

Por contra, se limitó a preguntar con cierto asombro de aquello fuera lo primero que el chico soltara tras casi hacerla caer.

- ¿Hola? - no había apenas rabia en su voz, no la suficiente, pero la voz ronca siempre ayudaba al desprecio.

Cada vez se sentía más responsable de su cuerpo y sabía exactamente lo que tenía que hacer. Con lo poco que veía del joven que tenía delante no le parecía que fuera muy difícil marearlo si realmente se ponía a ello, pero en aquel momento se sentía tan ella, tan cerca de muchos momentos bajo la lluvia que ni tan siquiera se veía a con fuerzas para insultar al chico que sin intención, casi la tira. Por el momento se quedó mirándolo con la misma expresión, algo más centrada y con la mirada ya enfocada sobre él, tan vestido de negro fue lo primero que advirtió.

Tampoco parecía el extremo de la extroversión, de hecho estaba más bien torpe en las palabras que dijo, eso sí no había metido idiomas raros en sus frases, lo cual siempre ayudaba a tomarse a la gente en serio, o en su caso a tratarla con un mínimo de respeto. Siempre sin pasarse claro, del respeto a la amabilidad hay un largo camino, pero no se río abiertamente como debería haber hecho de seguir al pie de la letra su papel.

Claro que tampoco era cuestión de decirle un "no pasa nada" con una sonrisa, pero el gruñido que soltó fue bastante parecido a un "acepto las disculpas" no demasiado agradable. Era un día de gruñidos por lo que se veía, pero parecían una respuesta segura, no amable, no segura. Por no darle demasiada importancia se tironeo de la camisa despegándosela del cuerpo sin demasiado interés.

Muy lejos estuvo de estar cerca de ser un buen comienzo, un pequeño impulso le bastaba para dejarlo ahí parado gruñendo como un animal, decirle algo desagradable o soltarle un golpe. Lo primero que pasara por su mente al ser corrompida con el enojo, no es muy difícil que se enfade con la gente y menos luego de una mala noche.

Paso su mano sobre su cara llevando sus cabellos hacia atrás, dio un suspiro pesando en un intento de no dejarse llevar poniéndose a pensar que haría él en su lugar...no serian buenos resultados. Así que dejo ese pensamiento de lado.

Cambiando un poco su expresión ahora mostrando un semblante serio y de una persona fría, como acostumbra estar, comprendió que ese rugido que dio fue dando una, no tan buena, respuesta acepando sus disculpas al menos se limito a decir algo y solo gruño un poco.

Apartando su vista del rubio dio un vistazo al pasillo que tenia enfrente, este terminaba unos cuantos metros más adelante con una pared color blanco, varios pensamientos pasaron por su mente, demasiados a decir verdad.

-bueno- dijo con un tono apático esperando a que las cosas no terminaran mal, tener problemas con alguien tan rápidamente no es agradable, lo sabe por experiencia -dejando eso de lado, como te llamas- se fue a lo que seria lo mas fácil para intentar que se le bajara el enojo, su cara demostraba su enfado, que desde el punto de vista de Eligos, estaba exagerando, no fue tan grave lo que paso, malo si se hubiera caído y estrellado contra el suelo,

No se podría decir que aquel encuentro fuera el colmo de la cordialidad, la amabilidad y las sonrisas, pero dado como se comportaban ambos, si que tenía el mérito en las buenas intenciones, pues era obvio que ninguno estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones y al menos por parte de ella, hubiera preferido irse, o los comentario mordaces a intentar ser amable por una vez, siempre claro, dentro de los límites que marcaba, primero su máscara y después su propia personalidad demasiado introvertido para las conversaciones sociales de cualquier índole. Aunque quizás los gruñidos habían dejado de ser la mejor solución porque empezaba a sentirse un poco perro.

Suponía que más tarde podía haberse arrepentido de no haberle pegado un par de gritos y haberse ido con las mismas, pero ¿quien podía gritar después de estar bajo la lluvia? Mucha gente, pero desde luego, ella no. Aún así incluso cuando relajó un poco el ceño para dejarlo en la expresión incómoda que ya llevaba de normal, decidió que ya era demasiado tarde para responder a mal... además tampoca la matarían unas pocas palabras que no fueran destinadas a hacer daño al interlocutor. Ya había conseguido espantar a bastante gente en lo poco que llevaba pero no tenía porque hacerlo siempre... Debía ser que aquella mañana se le había olvidado leer el papelito.

"Ufff, mi nombre" pensó al escuchar la pregunta.

De una manera u otra (generalmente ahuyéntando a la gente) se las había apañado para no decir su nombre más que en la clase... y bajito. Quizás cuando todo pasara, tuviera el título y fuera a la universidad fuera al registro civil y arreglara todo lo que estaba mal, o quizás tendría que esperar hasta que muriera su padre... al cual había escrito una carta que llevaba en el bolsillo del pantalón.

- Ah, no, joder - susurró rebuscando apresuradamente para dar con un sobre mojado y arrugado, con manchas negras por la tinta corrida.

A la vista de eso, tan ella estaba en ese momento que ni se enfadó, se quedó con mirando la antes-carta con la cabeza agachada y una expresión entre la resignación y la rabia contra si misma por no haberse dado cuenta antes de hacer el idiota en la ventana. Pero como sabía que no estaba sola levantó la cabeza dejando su rostro frío, con el ceño muy ligeramente fruncido como ya lo llevara antes.

- Me llamo Nathaniel - dijo con un inexplicable rastro de burla en su voz - pero mejor me llamas "¡eh!" o "¡tú!" - era difícil saber si lo decía en serio, en broma o con mala leche, pero esta vez era seriamente lo cual hacía aun más extraña la frase - ¿Y tu?

Dado que, incomodidad del ambiente aparte, ambos parecían dispuestos a hacer el esfuerzo de quedarse, y quien sabe, de hablar y todo, decidió tomarse la respuesta a su extraño comentario como una broma, y cuando respondió a ello, se notaba claramente que decantaba su voz por la ironía sin malas intenciones, dejando aparte las explicaciones acerca de porque se había referido a sí misma y sobretodo a su nombre con burla.

- Pues por eso de que me muevo y respiro preferiría lo de animal, que ser cosa debe ser aburrido - replicó con una irónica media sonrisa que desentonaba con la siguiente frase - Mm... ¿y ...? Nada - acabó susurrando.

"¿y a que curso vas?" iba a preguntar antes de repensarse ningún acto del más mínimo acercamiento.

Se fijaba ahora que parecía algo más mayor que ella, aunque a su edad le costaba calcular suponía que sería así, además que no lo había visto en su clase y en comparación con todos los demás... No, no estaba segura de nada, pero tampoco tenía tantísimo interés y en aquella situación sobraban las preguntas de cortesía.

En realidad, Eligos no era del tipo de persona que le desagradaba, pero quizás se parecía un poco a ella, la persona que se debía ocultar tras la máscara, y eso ya de normal hacía difícil conversaciones felices y fluidas por no ser de naturaleza habladora, aunque al final, fueran las que más merecían la pena. Pero, además, en aquellas circunstancias, toda interacción social era en realidad un peligro y hablar desde sí misma, lo hacía todo más difícil, ligeramente más sincero cuando lo que debería haber hecho era simplemente ser borde y alejar, a otra persona más.

"Si pudiera Lluvia, como te odiaría" pensó consciente de que ni ella lo creía así.

Aunque la verdad era que aquellos últimos minutos tensos se podían haber hechos un poco largos, pero el descanso no era tan largo y entre lo que había tardado en encontrar el pasillo y el tiempo que había perdido en la ventana, cuando miró el reloj, apenas quedaban cinco minutos de descanso, lo cual ya era algo sorprendente. Justo depués de mirar el reloj se miró a sí misma en el reflejo de la ventana, necesitaba cambiarse antes de ir a clase, lo cual de hecho, era materialmente imposible, pero no quería perder clase, ni tampoco entrar así. Apretó el papel de su mano con cierta rabia, para aumentar dos gatos el charco que había a sus pies, mientras intentaba pensar.

- Tengo que... - comenzó, pero la frase quedó interrumpida por unos pasos, zapatos parecían, que resonaban al otro lado de una puerta que conectaba con ese pasillo - ...irme.

Miró a ambos lados del pasillo, pero a uno de ellos solo había una pared en blanco, y por lo tanto, solo podía ir por donde había venido, y tenía claro que no quería tragarse una bronca ahora, por mucho que la mereciera. Así que empezó a caminar en esa dirección.

- ¿Vienes? - preguntó parando un segundo al lado de Eligos.

La intención de su comentario había sido claramente de broma, pero no se había esperado esa risa igualmente. Por lo general eso siempre era algo bueno y agradable de oír, o al menos así lo sentía ella, era bueno reirse y lo cierto es que no parecía que Eligos tuviera por costumbre hacerlo mucho dado el corte que hubo en esta, pero en aquel momento lo único que se reflejó en su rostro fue el fantasma de una sonrisa condescendiente. Pero había otras cosas que requerían su atención.

Los pasos, aunque ligeros, seguían allí, y ella no tenía interés alguno en que nadie más la viera, más ahora que todo parecía apuntar que se iba a saltar la siguiente clase. Así que siguió andando, sabiendo que Eligos iba con ella, aunque no parecía darse cuenta de porque de repente le habían entrado tantas prisas. Tampoco sabía muy bien hacia donde se dirigía, sólo que no quería que la pillaran habiendo dejar tal charco, aunque no era demasiado difícil seguir su camino por los pasos de agua que dejaba tras de sí. La parte baja de los pantalones no estaba muy mojada pero sus zapatos había estado demasiado tiempo en el charco, pero no lo suficiente para que el agua calara en los calcetines, así que tras pensárselo un poco, sin parar de caminar, se quitó los zapatos y siguió caminando sin decir nada, ya solucionado el problema de las huellas.

No veía demasiada necesidad de hablar, quizás se había excedido al preguntar si la acompañaba pero había sido meramente formal, ya que posiblemente se llevaría una pequeña bronca de parecer el causante de todo el agua. O quizás no, no era nada tan grave, pero ella todo lo veía más grave de lo que parecía. Quizás tampoco le apetecía mucho pensar que iba a hacer mientras caminaba sola... sólo necesitaba que se le pasaran los efectos de la lluvia.

Miró el reloj justo al tiempo que sonaba la sirena. Con un bufido rebuscó en el otro bolsillo, donde había habido unos pañuelos con los que podría secarse la cara, pero desgraciadamente tampoco habían sobrevivido y los miró con un atisbo de sonrisa resignada, ideando alguna manera de impermeabilizar los objetos de sus bolsillos, antes de pensar en dejar de bañarse bajo la lluvia. Pasaron cerca de una papelera donde pudo tirar los pañuelos, pero no la carta que llevaba cogida junto a los zapatos.

- Ufff, creo que no puedo ir así a clase - susurró sin demasiado ánimo, en un inoportuno acto de amabilidad- A este paso, entre los animales seré el pez.

Toda frase agradable es desacertada si no debes estar cerca de nadie, y sin duda ese día estaba forzando bastante los límites de acercamiento. Y aunque lo fácil (y en parte cierto) era echarle la culpa a la lluvia y todo lo que implicaba, ella se sentía culpable, pues al fin y al cabo todo eso era una demostración de debilidad, simplemente, y si quería pasar aquel curso, si todo cuando quería demostrar era su fortaleza no era el buen camino pero aun no podía rehacerse, necesitaba un momento.

"Solo unos minutos más y me voy, unos minutitos y vuelvo a ser borde y desagradable"

No pudo evitar poner cierto gesto de sorpresa cuando le ofreció el pañuelo, no se lo esperaba y quizás por eso lo cogió sin pensarselo mucho, aunque no, eso no fue demasiado rápido. Susurró un "gracias" devolviendo a sus rostro la expresión escéptica que lo acompañaba y dejando atrás la sorpresa. Automática, y estupidamente se pasó el pañuelo por la cara, arrepintiéndose enseguida que tocó su cara de haberlo hecho. Aún así, ya que había empezado se secó por completo la cara e incluso antes de ver como quedaba el pañuelo, lo arrugó, apenas atisbando unas manchas color carne en él, nada claro. Había tenido suerte que la lluvia se llevara la mayoría del maquillaje.

- Mmm, ¿puedo devolvertelo mañana limpio? - preguntó jugueteando con el pañuelo en la mano.

No se lo quería devólverselo así, y tampoco era una petición tan rara querer devolver el pañuelo limpio, así que su voz se mostró bastante confiada, amable incluso al preguntarlo, era difícil ver las inseguridades que había por debajo. Se imaginó caminando por el pasillo, descalza, zapatos en mano, mojada, y la imagen le resultó un tanto graciosa, un tanto patética. Pero era su mejor opción ir así, y tampoco es que su aspecto le importara tanto.

Miró a Eligos unos segundos cuando preguntó si iría a cambiarse. Sin duda era lo más lógico, estaba muy mojada y al menos la parte de arriba debería ponerse una seca pero a esa idea acudieron todas las que acompañaban al vesitrse de todas las mañanas y de poco no le entró una risa histérica que se quedó en una sonrisa amarga. Si iba a su habitación a cambiarse, no solo se tendría quitar la camisa, sino también la camiseta interior y finalmente y lo peor, quitarse la "venda", que más bien era una faja-corsé, y ponerse una seca, solo de pensarlo se agobiaba. Ya era desagradable soportarlo durante el día, pero lo peor con diferencia era ponerselo, (quitárselo de hecho, era uno de los mejores momentos del día) y no lo haría dos veces, aunque le costara una resfriado u otra clase. Con un gesto automático se tocó el pecho, despegándose la camisa como excusa para cerciorar que por el momento ya había pasado el vestirse, y no tocaba hasta el día siguiente. Aunque era estúpido, la presión estaba siempre presente, a lo largo de todo el día y últimamente se había transladado también a las noches.

En medio del pasillo, se paró un segundo.

- ¿A donde estamos yendo? - a pesar de la firmeza de la voz, la preguntaba sonaba estúpida, siendo ella quien primero se había puesto en movimiento - No me apetece cambiarme ahora, me secaré.

"Dos pájaros de un tiro, no me cambió y encima agravó mi dolor de garganta y la voz ronca, que nunca está de más"

Cuando le regaló el pañuelo se volvió a quedar extrañada pero esta vez no lo demostró de ninguna manera, y tampoco dijo ya gracias, dos veces seguidas era demasiado para lo lejos que debería estar, así que se limitó a asentir mientras seguía moviendo el pañuelo en su mano. Igualmente, aunque no se molestó en decir nada, no se pensaba quedar con el pañuelo, no podía tener nada que la vinculara a nadie, así que una vez limpio procuraría llevarlo encima para devolvérselo si se cruzaba con él. Y de hecho, eso sería lo más probable, estando en el mismo instituto.

Dio unos pasos hacia delante sólo para mirar el siguiente pasillo que giraba. Ella no tenía ningún problema en caminar, no lo consideraba ejercicio, pues apenas la cansaba y lo que a ella más le gustaba si hacía ejercicio era estar casi muerta de puro cansancio, lo cual era cada vez más difícil conforme iba cogiendo resistencia. Pero pese a ello, ahora que apenas se habían movido, respiraba por la boca, con los labios ligeramente entreabiertos, con la nariz cada vez más tapada. Ya lo llevaba de antes... desde hacía varios días de hecho, igual que el leve dolor de cabeza que la llevaba acompañando, y ninguno parecía haber mejorado con el improvisado baño.

Al pasillo al que se había asomado, iba buscando algo, y afortunadamente lo encontró: Un radiador, magnífico y calentito, lo que parecía la mejor opción dada la situación... sobretodo para ella, que estaba muy mojada, y no se acababa de encontrar del todo bien, aunque no sabía exactamente por qué, haciendo burradas y maltratándose llevaba muchos años, así que no podía tener nada que ver, pero no le daba mayor importancia, todo pasaba, y tener la nariz tapada o un leve dolor de cabeza, no era nada preocupante.

- Yo ya conozco esto bastante bien - se había aplicado en los pocos días que llevaba allí - podemos ir a cualquier sitio, sé llegar... - ya parecían las frases hasta demasiado largas - pero yo quizás preferiría sentarme cerca de aquel radiador - finalizó señalando su reciente descubrimiento.

Mentalmente repasó las frases que acababan de salir de sus labios con cierta sorpresa y cierta rabia, aunque su tono de voz había sido seroi, quizás un poco prepotente y lejano por la ronquera, pero no había en sus palabras nada lo suficientemente desagradable, sólo faltaba una sonrisa y aquello sería amable y agradable. Frunció un segundo el ceño para sí misma, mientras caminaba hacia allí y Eligos no veía su rostro. Bueno, en realidad ahora tenía que pasar en algún sitio la hora que se estaba saltando, y ya de paso, mejor estar acompañada. Además no se encontraba muy bien (aunque no fuera nada, servía como excusa), y si pasaba algo, mejor no estar sola.Tampoco Eligos había hecho casi nada para que lo tratara mal, y a ella ese día, ese momento, no le apetecía tampoco... Por más que se maldecía por ser débil y estar comportándose, casi, casi, como ella era en realidad, no hacía más que encontrar excusas que la impulsaban a seguir como hasta el momento, un logro ya.

Pero eso solo era un retraso. Y aunque lo sabía, prefirió olvidarlo por un momento.

- ¿Iría bien aquí? - preguntó llegando al radiador y acercando las manos para comprobar que, afortunadamente, estaba encendido.

Para ella era un lugar ideal, así que automáticamente se sentó al lado del radiador, escuchando las pocas palabras de Eligos mientras se intentaba secar las manos en la parte más seca de los pantalones.
- No es que me importe mucho caer enfermo... - susurró asintiendo sin embargo.

Ya había demostrado que le importaba poco ponerse enferma, pero estando al lado de una fuente de calor no pasaría frío alguno, así que se empezó a desabrochar la camisa para dejarla secar encima, que además ayudaría a que se le secara la camiseta negra que llevaba debajo. Una capa se seca antes que dos. Mientras colocaba la camisa sobre el radiador esperó a ver si Eligos decía algo más pero solo siguió silencio.

"Si, ciertamente una persona de muchas palabras" pensó irónica.

Como tampoco ella era una persona muy habladora, dejó que el silencio siguiera su camino unos minutos hasta que empezó a sentir el calor en su espalda y no muy amiga de tales temperaturas, ni tan siquiera en esas condiciones, se apartó un poco, apoyando el codo sobre la rodilla que tenía levantada, y desviando la mirada hacia el techo unos segundos. Hasta entonces había estado mirando a Eligos no muy discretamente... nada, de hecho. Algunas personas podían considerarlo borde pero no lo hacía con mala intención, al menos eso no. No acababa de entender porqué mirar a alguien se debía considerar de mala educación, cuando no conoces a alguien, es lógico y natural, y ella llevaba haciéndolo mucho tiempo, quizás por qué pocas veces había llegado a conocer a nadie, era más fácil estar lejos y mirar.

La verdad es que la imagen de Eligos llamaba la atención, en principio por las mechas rojas y el color de los ojos, el cual, aunque podía suponer que era de lentillas, lo confirmó con tanta atención que miraba, se podía ver el círculo típico de las lentillas un poco por el exterior del iris. Pero además era muy pálido, y no es que se maquillara el rostro,confirmó al mirarle las manos y tenía una figura... modelo palo: alto y delgado. Estilizado era una palabra más agradable y adecuada para decirlo, aunque en lo que en realidad se fijó fue en que no tenía pinta de hacer deporte. Y yendo tan de negro también llamaba la atención, además, se fijó, llevaba abrigo suficiente para no pasar frío con varios grados menos de lo que había así que allí, cerca de un radiador podía salar asado y al punto para un plato. Era más alto que ella, y parecía más mayor... pero eso era fácil, dada la imagen añiñada que ella tenía, una niña-niño borde, pero infante al fin y al cabo. Sentados ya, se decidió a hacer la pregunta que antes se había guardado.

- Ey, ¿no tendrás calor con ese suéter? - preguntó volviendo la vista sobre él, y añadio sin demasiado sentido - Puedes abrir la ventana - apenas lo hubo dicho se llevó una mano a la frente, disimulando al moverse el pelo y echándole la culpa al dolor de cabeza de decir tonterías, aunque sabía bien que no tenía mucho que ver - ¿De que curso decías que eras? - se volvió a llevar un momento la mano a la frente - Es decir, no lo has dicho, ya lo sé, pero bueno... eso.

...cosas sin demasiado sentido, liarse con sus propias palabras... eran señales claras cada vez parecía hablar más por sí misma, pero volviendo a moverse el pelo, y las gotas de agua que de él caían, lo apartó todo para reflexionarlo más tarde, apartando también un momento la mirada con el ceño de nuevo algo fruncido.

Se quedo observando sus movimientos, hasta la forma en la que se quito la camisa, dejándola caer por su espalda para luego sacar primero la mano derecha, no se quiso acercar mucho a aquel radiador por el calor que le podría llegar a dar y las ganas de quitarse el suéter.

El sitio en el que estaban era como el centro del lugar, donde todos los pasillos daban a ese destino quedando en medio una forma cuadrada con cuatro caminos para tomar y algunas ventanas, el diseño del suelo, sin ser nada peculiar, tenia figuras extrañas con coloraciones gris y beige siendo el resto blanco. El radiador se encontraba, en una de las paredes, entre dos columnas, quedando encerrado pero manteniendo una buena distancia entre las paredes que lo rodeaban.

Se recargo en una de las columnas para mantener distancia y que no le diera calor...al menos no tan rápido. Pero no se quedo mucho tiempo de pie, a los pocos minutos se dejo deslizar sobre la pared sentándose en el suelo con las piernas cruzadas. Quedo un gran momento de silencio entre los dos, haciendo todo un poco incomodo, u aun más por que no lo dejaba de mirar de forma examinante, no se le quedo viendo mucho las veces que lo volteaba a ver desviaba la mirada al poco rato quedándose viendo el suelo o cualquier otra cosa del lugar que distrajera su atención. Aun sintiendo la mirada del rubio, era algo a lo que ya se había acostumbrado, el echo de que se le quedaran viendo de esa forma era algo que le pasaba siempre, aun así siempre resultaba ser incomodo.

-pues, en realidad ya me estoy acalorando un poco- respondió mientras se alejaba aun más del radiador acostándose boca arriba sobre el suelo, sintiendo como el frío de este se pasaba a su cuerpo refrescándose. Sabia que decidir tirarse al piso en vez de sacarse el suéter quedaba siendo una decisión extraña, pero no le importaba mucho de todas formas seguro ya pensaba que era extraño, agregarle unas cuantas cosas más a la lista no haría diferencia.

Escucho todo lo que tenia que decir, desde su pregunta hasta las incoherencias que soltó -soy de tercer grado- respondió estando recostado sobre el suelo con los ojos cerrados, disfrutando del frió que le daba esa superficie -¿tu de que grado eres?- se levanto un poco recargándose sobre sus hombros para poder verlo nuevamente -de...- se quedo pensando y tratando de adivinar -¿primero?- finalmente pregunto

No se daba cuenta que su manera de mirar podía resultar más que maleducada, incómoda, pero aun de hacerlo, no por ello lo habría dejado, pues de ser el caso inverso le habría dado igual. A ella le daba igual que la miraran, cuanto o como. Aunque diferenciaba el tipo de miradas que recibía no hacía distinción en la reacción, y esta era siempre, indeferencia, la miraran con curiosidad, desprecio, lascivia, asco, alegría o tristeza, cual fuera el sentimiento no recibía más respuesta. Tampoco se lo planteaba, ella era como era, y quien la mirara eso descubriría, para bien o para mal, según ella misma, no encontrarían nada de interés ni bueno, pero para la mayoría de las personas que se habían dignado a mirarla, no muchas a decir verdad, merecía bien la pena. Allí y en ese momento ella lo veía solo como una prueba para su disfraz. Además las miradas no hacían daño alguno, de eso se ocupaban los puños y las barras de hierro, quizás incluso, las palabras bien dirigidas, pero en ningún momento las miradas, y por lo tanto no tenían por qué preocupar ni molestar.

Quizás por eso siguió un momento mirando a Eligos, aunque como cada vez se daba más cuenta de su incomodidad pronto aparto la mirada no sin ciertas reticencias, por respeto o algo parecido pensó, mientras fijaba la vista en la pared, que era sin duda, mucho menos divertido.

No se le ocurrió cuestionar por qué había preferido tirarse al suelo que quitarse el suéter. Era su decisión, y ella no se iba a meter, ni juzgar, por supuesto, ya que más raro podía parecer que ella no se fuera a cambiarse, por muchas razones que pudiera tener.

- Acertaste - concedió con neutralidad - Se me nota mucho ¿eh? Parezco pequeño... - reflexionó un momento en voz alta antes de volver a abrir la boca y cerrarla por no saber que decir.

Intentando hacer conversación pensó en preguntarle sobre sus lentillas, o quizás sobre su nombre, que nunca antes había oído... pero realmente todo eran temas personales que tampoco debían importarle, y tampoco era muy amante de las historias personales que alguna gente tenía detrás de las más insignificantes cosas, así que pensó en seguir con lo del curso.

- ¿Y has estudiado los otros años aqui? - mano a la cabeza - No claro, si no conoces el lugar, no... - tenía que dejar de reflexionar en voz alta - ¿No tienes clase? - algo mareada consigo misma, su voz sonó algo borde, sentirse torpe hacía que sientiera rabia... mejor dejarse la mano en la cabeza ya de continuo.

((perdon por tardar tanto e-e,))

Escucho su respuesta complacido con el echo de que tenia razón, le agrada la sensación que da el estar en lo correcto y saber lo que la gente piensa. Se volvió a recostar en el suelo, cerrando los ojos, con los brazos y piernas extendidos y bien separados para refrescarse por completo, sus cabellos negros y rojos resbalaron sobre su rostro de forma delicada haciendo notar lo sedoso y delgado que es este. Daba toda la imagen de un vago recostándose en el piso de esa forma, sin ninguna importancia o vergüenza, aunque, aun teniendo una apariencia algo descuidada, la forma en la que luce es muy sutil.

-no- aun con los ojos cerrados -bueno- dijo en forma de suspiro -un poco, sí, pero si no vas por ahí diciendo no se nota-. Se quedo callado ante su pregunta de que si había estudiado aquí los años anteriores, prefirió no decir nada ya que él mismo se había dando cuenta que lo dijo no tenia sentido corrigiéndose a si mismo y haciendo otra pregunta para olvidar lo anterior.

-creo que sí- dijo a su pregunta luego de unos segundos -aunque no tengo ni la menor intención de ir a alguna clase por el día de hoy, no estoy muy feliz en estos momentos-

Su mente fue invadida por los recuerdos del como fue forzado a tener que asistir a la escuela y hacer promesas que no cumpliría, quedarse a vivir en el instituto sin poder ser libre y salir, pasar el tiempo que quisiera en la calle sin hacer nada más que andar de vago, tener que soportar el ser vigilado casi las 24 horas del día, ya que por todo el instituto había varios guardias vigilando a los estudiantes, esa clase de encierro lo pone loco, no puede pasar tanto tiempo en un mismo lugar, las energías se acumulan y eso le da más problemas.

Se quedo un rato perdido en sus pensamientos y recuerdos diversos que llenaron su mete en esos momentos, ya había abierto los ojos y quedo mirando el techo mientras pensaba, cuando reacciono de que ya había pasado mucho tiempo sin que dijera nada, sin que reaccionara y diera la impresión de estar en otro lugar, agito un poco su cabeza y se paso la mano sobre la cara para despabilarse. Dirigió su mirada hacia él, sin mover nada más que sus ojos, le miro por unos segundos y luego se sentó en el suelo dejando sus piernas estiradas -y- volvió a tallar su cara con una mano, le ardían un poco los ojos por quedarse mirando al techo prácticamente sin parpadear -me recuerdas tu nombre, me di cuenta que te molesta un poco, pero...no, no puedo andar sin tener una forma para llamarte, o si quieres dime algún apodo que tengas o como te gustaría que te llamara- por fin lo dijo, el no tener un nombre claro le molestaba se le hace incomodo no tener una palabra concreta para llamarlo.

[fdi: No pasa nada ^^]

No sin cierta ironía pensó que para no notarse tanto había adivinado pronto cuál era su curso. No es que ella fuera muy objetiva al evaluarse pero podía ver perfectamente que, de primeras, entre los chicos era bajita/o y después tenía la cara más bien redonda y añiñada, al contrario que Eligos que era delgado hasta que de rostro, hecho que tendía a quedar más estilizado y agradable. Lo sabía aunque ya no le miraba, era buena memorizando las caras y el físico de la gente, solían ser los nombres los que se cambiaban de posición y no al contrario. Ahora tenía la mirada fija en algún punto del aire entre ella y la pared, como si siguiera motas de polvo que sólo se veían con los haces de luz. Al menos había bajado ya las manos de su frente.

Había preguntado por el simple hecho de hacerlo pero se podía imaginar la respuesta, teniendo en cuenta que era horario de clases y que ella misma se las estaba saltando, aún así le dio más información de la que esperaba. Le miró un segundo y después volvió a sus motas de polvo.

¿No estaba feliz? ¿Que significaba eso? No es que pareciera un chico alegre y contento de normal, pero siempre hay un estado neutro, lejos de felicidad o infelicidad, en el que simplemente estás, y puedes tirar más a un lado u otro y sentir mil cosas sin considerarte feliz, pero por el tono que lo había dicho, parecía infeliz con alguna situación. Por supuesto ella aunque en el silencio que siguió lo meditó un poco, no dijo nada, no sabía muy bien que decir.

¿Y ella? ¿Estaba feliz? No se lo solía preguntar, tampoco lo consideraba importante, hacía las cosas que debía hacer, aunque fueran deberes marcados por ella, eran necesarios, y estos marcaban su actitud en los diferentes momentos, dependiendo de que necesitara. Bajo la lluvia se consideraba bastante feliz, y en general, tampoco tenía razones para no serlo, así que de decantarse un lado, sería por la felicidad, suponía, pese al rostro serio y las palabras tantas veces despreciativas que eran necesarias para su disfraz. Hasta que no encontrara razones para lo contrario se podría considerar feliz.

Absorta en esas extrañas divagaciones una canción ocupo su mente, era música de fondo para sus pensamientos, pero apenas se había formado, ella la apartó de su cabeza con el ceño fruncido, intentando buscar el repiqueteo de las gotas de agua sobre las ventanas, que era la única música que quería escuchar. Dejando el papel mojado que ya le había teñido los dedos a un lado en el suelo, empezó a rascarse el dorso de la mano izquierda dejando un rastro negro de tinta, sobre las marcas de antiguos arañazos. No estaba acostumbrada a las uñas largas, cuidadas y no mordidas, y puestos a sustituir el vicio, le había tocado sufrir a su mano. Así seguía con la mirada perdida pero rascándose la mano cuando se levantó Eligos, y lo miró, casi con sorpresa, pero solo casi. A su... pregunta ella se quedo mirándole, seria, preguntándose la verdadera necesidad que podría tener de llamarla, que a sus ojos era... ninguna. Además le molestaba el hecho de que se notara tanto, si, ella lo sabía, si, era su culpa por todo lo despistada que estaba y no por saberlo se sentía mejor, de hecho sentía rabia por hacerlo tan mal, pero en ese momento, esa rabia se dirigía contra su mano. Tendría que cortarse las uñas.

- ¿De verdad crees que necesitas llamarme? - preguntó levantando las cejas, y con media sonrisa que en seguida se esfumó - Era broma lo de antes, es mi nombre, Nathaniel, si tienes que llamarme - y en esto último su voz parecía algo escéptica - , atiendo a ese nombre.

Había en su tono algo que había pensar que ella lo veía como irrevocable, inamovible en ese hecho tan simple, y que sugería una constante repetición de esa frase o parecida, sino por ella, por sus allegados, pero poco dispuesta a seguir con el tema, desvió la conversación y también la vista por un segundo.

- Nunca había oído tu nombre, es curioso, ¿es extranjero o antiguo? - preguntó, aunque por desviar también movida por la curiosidad.

Aguardando la respuesta, de repente se sintió movida a preguntar lo que se había callado antes, aunque apenas salió de sus labios se arrepintió.

- ¿De verdad no estás feliz? ¿Por qué? - lo dijo en apenas un susurró e inmediatamente añadió pensándoselo mejor - Perdona, no hace falta que respondas.

Ella se limitó a asentir cuando repitió su nombre, aun convencida de que no habría necesidad alguna de usarlo, si algún día volvía a verlo por los pasillos, por lo único que tendría necesidad de dirigirse a él, sería para devolverle el pañuelo, algo que, tenía muy claro, acabaría haciendo tarde o temprano.

Por muy en sus cosas que estuviera había notado que la miraba y con las mismas había seguido en sus cosas, según su lógica era algo normal y ni se molestó en pensarlo más. Según su lógica había muchas cosas naturales que la gente no parecía querer aceptar y otra de ellas era sin duda la de tener secretos, unos más grandes, otros más pequeños, pero todo el mundo los tenía. En su caso era un secreto que se podría considerar... grande, y así lo consideraba ella pues era su medio de supervivencia en ese insituto, y pasar la preparatoria en ESE insitituto era su única vía de supervivencia, o al menos, así lo creía ella en ese momento. Por ello defendería su secreto a capa y espada, o lo que tenía más cerca con un palo de hockey que había traído y guardaba en su habitación junto a la puerta. Fríamente sonaba horrible, pero no podía permitir que la descubrieran, y si cuando se lo proponía fallaba ser borde, o había algún accidente, parecía convencida de que haría lo que hiciera falta.

No sabía si él desprendía aura de misterio o no, ni se preguntaba si tendría un secreto, lo daba por hecho, si tuviera que sacar una conclusión, diría que no era exactamente pequeño pero tampoco sería ella quien buscara más, pocos secretos lo son por capricho, y la curiosidad ajena no le parecía suficiente para intentar desvelarlo. No quería decir que no sintiera curiosidad por Eligos, era humana, pero no haría ya más de lo que había hecho por demostrarlo.

Pero todo eso quedaba muy lejano, por lo pronto tenía que concentrarse en no enfermar, pues la enfermería sería el último lugar que pisara mientras le quedara una sola pizca de consciencia, y visto las molestias de cabeza y respiración, no estaba pidiendo poco. Mentalmente revisó el cargamente de medicinas que tenía en su habitación, pero por el momento lo que más la convencía era lo más simple, una aspirina y a dormir. Y ya llegaría su hora, en su momento. Pensara lo que pensara no paraba de rascarse la mano, poniéndose en lo peor tendría que irse a la ciudad, esta vez sin disfrazar para ver si en urgencias (pues no entraría de no ser totalmente necesario) la atendían sin DNI, que no estaba nada dispuesta a corregir ahora el error que había en su documento. ¿Podría luego escapar? Demasiado complicado todo, tenía que conservar la salud, algo que hasta ese momento no le había costado tanto.

Se sintió algo mejor que no se molestara por preguntarle tanto y atenta escuchó su respuesta, que fue sin duda interesante. Debía ser que eran comunes las historias oscuras tras los nombres, o no, tampoco conocía tantas. Más pensando en voz alta que entablando conversación comentó lo que aquel nombre le sugería.

- Supongo que nació en la época correcta... - su susurró se quedó en el aire hilado por multitud de pensamientos.

Un demonio debería amar la guerra, y tenía allí como habría tenido en la época actual, pero sus tan valorados poderes, a ella no le parecían sino una molestia, no entendía una vida que no tuviera el misterio de que pasaría mañana... Interiormente sólo pensaba que prevenir un golpe no tiene que bastar para esquivarlo, sólo para sentir el dolor antes de tiempo, y por lucrativo que pudiera ser, aquella idea no le atraía lo más mínimo. En cuanto a descubrir cosas ocultas... ¿que había oculto a los ojos de una gran demonio? ¿Acaso algo peor que ellos mismos? Quizás no era muy positiva, sin duda el demonio debía haber disfrutado lo suyo, ahora las guerras se llevaban a distancia, disfrutó más en su momento, con tantas legiones y una serpiente, de hecho, la segunda le parecía la más interesante de todo. Prioridades extrañas, más fácil seguir rascándose la mano.

- Tienes un nombre de lo más interesante - comentó cortando su hilo de pensamientos con una ligera sonrisa, que ni tan siquiera trataba de parecer real - Hay que saber bastante demonología para encontrarlo ¿no?

De nuevo calló para escuchar la respuesta a la pregunta que no había creído que respondería, era bastante lógica, simple a su manera, aunque no sería de extrañar que ocultara detalles, como lo hacían todas las explicaciones. Apenas Eligos acabó, ella se fijó que tampoco parecía muy cómodo respondiendo y hablando tanto. Paró apenas un segundo de rascarse para enseguida volver con más ganas.

"No debería haber hecho tantas preguntas" se reprochó a sí misma.

Habría dicho que no tenía por que llevarse bien, solo pasar los dos años y ya está, pues ese era su objetiva, pero que estaba hablando con él, ya más de lo que habría hecho de normal, podía sonar bastante extraño, así que se limitó a preguntar algo más, con un tono tan neutro que era difícil discernir si era mera curiosidad o una proposición.

- ¿Te apetece ir a la calle? ¿A la ciudad?

Mientras hablaba, por momentos, volteaba a ver como rascaba su brazo cada vez con más fuerza, le inquietaba que hiciera eso, pero no hizo nada al respecto era muy su problema si se quedaba sin piel, no le importaba o, más bien, trataba de que no le importara.

-¿interesante? Si supongo, es a...-

Corto lo que iba a decir por causa de un grito aterrador que sonó dentro de su cabeza, aunque no resulto ser exactamente un grito, le fue algo difícil diferenciar que clase de sonido fue, y lo dejo como en un grito o un mugido quizás un gruñido. Al escuchar ese ruido su expresión cambio por completo, siendo la segunda vez durante el tiempo que llevan hablando en que muestra una expresión diferente, su rostros se puso algo pálido y se noto que un escalofrío le entro, también sus ojos se abrieron un poco más y abrió muy poco su boca de forma inconsciente, el sonido no duro ni siquiera un segundo pero le fue suficiente tiempo como para desconcentrar lo, volteo lentamente a su derecha, el lado de donde escucho el ruido, al haber volteado completamente suspiro aliviado regresando su vista al frente y tallando luego sus ojos con gran fuerza, no la suficiente para lastimarse. Echo sus cabellos para atrás, regresando estos de forma automática a su lugar, suspiro una vez más haciendo memoria de lo que tenia que decir ahora, se quedo callado un rato pensando como comenzar a hablar luego de su extraña actuación, pero mejor era decir lo primero que se le ocurriera, quedarse callado lo hacia ver más raro y seguro las preguntas surgirian –demonología- fue lo primero que atino a decir, en un susurro, cogiendo nuevamente el hilo de la conversacion –pues he leído algunas cosas, nunca un libro completo por que tratan muchos temas que me angustian- “angustian” en verdad fue la mejor elección de palabras. Él lo dudaba por mucho.

Parecía que fuera a decir algo más, pero fue cortado por su acción repentina, se puso de rodillas para poder acercarse más al joven y tomar su mano, parando su continuo movimiento, con una mano lo sujeto y coloco la otra sobre su brazo rojo por tanta fricción, sintiendo el calor que ahora tenia su piel en ese sitio, estaba muy cerca del joven quedando sus rostros casi al rose, le miro directamente a los ojos, –deja de rascarte de esa forma, ¿no ves que te haces daño?- al darse cuenta de lo que hizo y dijo se aparto inmediatamente poniéndose de pie y cerrando los ojos con su cabeza en alto. Se había quedado con la idea de no hacer nada, de no decir nada, no intentar detenerlo, no es la mejor persona para dar reproches sobre lo que le hace daño al cuerpo, siendo que el mismo le causa daño al suyo de forma consiente. Estaba actuando de una forma más rara de lo normal. Estaba siendo muy torpe y descuidado.

Dirigio su mirada a Nathe y nuevamente apareció en él esa mirada fría, como si no tuviera ninguna emocion, rasco un poco su barbilla dejando colgar luego sus brazos como si cayeron muertos.

Antes de su...interrupcion...escucho la pregunta que le hizo sobre ir a la ciudad, le parecía buena idea, con el echo de poder salir era buena idea, sin importar a donde y siendo a la cuidad le pareció aun mejor. La ciudad...lugar que conocía mejor que ningún otro lugar, logrado caminar por ella hasta en la oscuridad mas profunda de la noche. Es donde pasaba desperdiciando la mayor parte de su tiempo, vagando por todos lados, con alguna que otra pandilla de sujetos con los que llegaba a tener alguna buena relación. Si se ponía a verse de ese lado, del de las pandillas y lugares ocultos y otros no tantos, conocía al menos al 50% de la ciudad siendo eso ya mucho, y le tomo todos los años que estuvo sin reglas llegar a conocer a tanta gente, con algunos ni siquiera había intercambio palabras pero sabia su nombre y con eso le era suficiente. Tambien sabia lo que hacían y como ubicarlos.
-bueno, iremos a la ciudad ¿o no?- dijo como si nada hubiera pasado, nuevamente tranquilo.

Dio un par de pasos atrás dándole espacio a Nathe para que pudiera levantarse, aun le miraba de forma penetrante, una vez que afirmo a su pregunta y se levanto, Eligos le dio la espalda y comenzo a caminar, aun tenia muchas cosas en la mente y si se le quedaba viendo de esa forma sólo lograría asustarlo.

-vamos entonces- dijo una vez que comenzo a andar, nada más para que no pareciera que lo que quería dejar atrás.

Aun no sabia la razón por la que evito que siguiera rascándose, pero tampoco seguiría buscando en sus pensamientos para encontrar la respuesta a algo con tan poca importancia. Prefirió dejarlo y concentrarse con lo que ahora importaba, dirigirse a la ciudad y salir del maldito instituto.

Seguía callada para escuchar lo que Eligos decía, cuando algo le pasó y su expresión cambió por completo sin aparente explicación. Su rostro perdió todo el color y por unos segundos le pareció ver auténtico miedo cruzando sus ojos. No conseguía enteder nada de lo que veía pero notaba la tensión correr por sus músculos ante el miedo de Eligos y al mismo tiempo, viendo... o no viendo nada que temer, sentía ganas de acercarse a calmar su temor, quizás abrazarle como había visto que era normal hacer. Pero lo más que hizo fue adelantarse unos milímetros, intentando ayudar mentalmente ya que no sabía como hacerlo igualmente.

Aquel repentino ataque, inexplicable para ella, solo lo llevaba a ponerse más nerviosa, y volver a rascarse la mano que había dejado cuando había visto el cambio en el rostro de Eligos. No hacía más que preguntarse qué podía haberle pasado, que se había movido en su interior (pensó, pues en el exterior no parecía haber nada) para causarle tal temor. Quizás un mal recuerdo le había asaltado, aunque parecía demasiado intenso para ser algo pasado. Quizás le había parecido ver algo que temía mucho, como algunos tenían pánico de las serpientes o los insectos. Quizás... había demasiadas posibilidades y ella había gastado gran parte de su número de preguntas diarias con las que ya había hecho, así que se quedó mirádole con la fría y lejana mirada que ambos parecían compartir en ciertos momentos, velada por detrás cierta preocupación que no parecía tener razón.

Cuando siguió con el tema anterior a que aquella... distracción, ella decidió que sería lo correcto dejar estar el tema, pasar a otra cosa, y aquello que había pasado se quedara para él, aunque no por ello la abandonó la curiosidad. Además su respuesta acerca del tema de la demonología no dejaba de ser curiosa, pues aunque no era un tema que a todos agradara, tampoco lo tomaban en mayor importancia la mayoría de las personas.

No se esperaba el movimiento de Eligos, no se la habría jamás imaginado y por ello se quedó totalmente aturdida cuando le cogió las manos, intentando retirarse y solo consiguiendo aplastarse contra la pared. Su siguiente instinto fue apartar enseguida las manos con enfado pero se dio cuenta que no había mala intención y se quedó en un temblor que se prolongó unos segundos. No le gustaba el contacto físico, ni el mínimo, aunque sería más justo decir que no estaba acostumbrada y no sabía como reaccionar, ni tan siquiera en aquel gesto tan corto en Eligos le había separado las manos, y de repente estaba tan cerca. No le gustaba el contacto, la ponía más nerviosa, y querría seguir rascándose las manos para calmar sus nervios, además en su corta experiencia había decidido que solía acabar mal. No dijo nada, no sabría que decir, era obvio que se hacía daño, pero el beneficio tendía a ser mayor, o al menos así lo creía. Además, siempre estaba que las imperfecciones de maquillaje y disfraz eran más visible de cerca.

Agradeció que se alejara y aunque al principio le extrañó prácticamente el cambio tan brusco de gesto en el rostro de Eligos, no le costó más que unos segundo imitarlo, aunque por dentro prácticamente se rió ante el balance de la situación. Con la experiencia que tenía llevando su propia máscara, era demasiado claro que también él trataba de ocultar , fuera lo que fuera, en un primer momento apareció más en broma que en serio la idea de estar ante otra chica como ella y faltó poco para que no riera, aunque enseguida desechó la idea, era sin duda divertido pensarlo. Más que nada la dejó atrás porque él no parecía cómodo con aquel insituto y que estaba obligado a asistir, y aunque graciosa era bastante improbable que le obligaran a asistir a un instituto del sexo contrario. Convencida de que la mayoría de las cosas ocultas, lo están por alguna razón, decidió no indagar más, ni hacer más suposiciones, pues a nadie más que a él concernía como guardar o tratar su secreto.

Al parecer tomó sus palabras como una invitación, y ella no tenía problema en aceptar ese sentido tampoco, aunque para ella la ciudad era un territorio más bien desconocido, pues su casa estaba lejos y allí había llegado el mismo día que entró en el insituto. Por supuesto afirmó, devolviendo la mirada, más bien indiferente, neutra al Eligos que le miraba desde arriba.

- Por este instituto, te puedo guiar perfectamente - dijo levantándose - pero la ciudad apenas la conozco - y apenas ya era demasiado, pues solo conocía el camino del insituto a la estación de autobuses.

Antes de seguirle se volvió a poner la camisa, que aunque calentita, seguía algo húmeda y se puso los zapatos, que soltaban ahora una cantidad bastante menor de agua. Ahora ya solo llevaba en la mano el pañuelo y la carta de la que aun no estaba segura de deshacerse, planeaba ocuparse cuando ya estuviera en su habitación, podría guardarle en el bolsillo, no se mojaría más y tras darle unas vueltas así lo hizo, conservando solo el pañuelo en la mano que como estaba un poco seco, podría servir más adelante. Le latía la mano y la notaba caliente, pero lo único que quería era rascarse tranquilamente, poco decidida a repetir la escenita, se conformó con pasarla un par de veces por el pantalón antes de dejarla en paz.

- ¿Donde quieres ir? - preguntó con un tonot bastante práctico - Quizás deberías comer algo... - el último comentario fue un susurro de aparente indiferencia que pese a sus propósitos de alejarse era la mejor idea que tenía si se sentía débil o asustado, y sin duda tal palidez no era sana