¡El mejor lugar para un vouyer! [Libre]

Plic... Plic... Plic... Plic...

Las gotitas de agua que salían de la ducha caían haciendo eco. Plic, plic, plic... Empezaba a cansarle.

¡Pero a ver! En esos momentos, algún club deportivo tendría que estar haciendo actividades, ¿no? O a lo mejor un loco del deporte estaba entrenando, y en un momento u otro, ¡alguien entraría! Entonces, ese chico se vería sorprendido... ¿por qué? ¡Porque un senpai había cerrado la puerta! Ahora vendría el típico "senpai, ¿qué hace?" con una voz muy uke. Y el mayor diría el típico "se me ha escapado la mano, ¿nos duchamos juntos?" Y entonces... entonces... ¡¡PUES ESO!!

¡Claro que sí! Su plan era totalmente perfecto. Había colocado cámaras perfectamente disimuladas por todas partes. Él mismo llevaba una cámara en la mano mientras espiaba sin hacer ningún ruido más que el de masticar eucalipto desde el conducto de la ventilación. Todos los ángulos para todo lo que pasase estaban listos, no había ni un solo sitio ciego. Luego, eso se podía editar con el Sony Vegas. Se subía a la web, y... ¡listo! ¡Fujoshis contentas otra semana más!

Sí, claro, era un plan digno de él, pero...

...¿¡pero dónde estaba la gente!?

No tenía muy claro como demonios había acabado duchándose allí, puesto que las duchas públicas nunca le habían gustado. Eran sucias, mugrientas y bastante escandalosas por lo general. Pero aquellas parecían totalmente abandonadas, nadie estaba por allí. ¿En este instituto no se hacían clubs por las tardes? No se, salto de pértica, atletismo... cosas así, lo típico.

En realidad, a él le gustaba el judo. Llevaba un par de horas haciendo un poco el idiota por las afueras y ahora estaba sudado y molesto, por eso había vagado sin darse cuenta siquiera hasta las duchas del instituto. Como no había nadie, sería más fácil para alguien tan cohibido como él.

Se fue quitando una a una todas las ropas que le cubrían. Comenzó por el ligero jersey de color lila, después la camisa blanca, desabrochándola botón a botón, los pantalones y por último su apreciada ropa interior.
Depositó todas sus prendas a un lado, en el suelo, y se adentró en la zona de las mangueras.

No tenía jabón ni nada por el estilo, pero con el simple hecho de disfrutar el agua deslizándose por su piel y refrescando sus cinco sentidos le agradaba mucho. Siempre había preferido la ducha a la bañera, porque los baños se volvían... pantanosos. El agua caliente te rodeaba por completo y no te dejaba disfrutar de las sensaciones del contacto.

- Every time you kissed me, I trembled like a child, Gathering the roses, We sang for the hope, Your very voice is in my heartbeat, Sweeter than my dream, We were there, in everlasting bloom... - comenzó a cantar aquella canción que tantos recuerdos le traía, sin importarle si alguien podía o no oírle, solo dejándose llevar por su instinto.

Y se sentó sobre la placa de mármol que cubría el suelo, permitiendo que el agua descendiese desde su cabeza, hasta la parte baja de su espalda, recorriendo todos los recovecos de su agilizado cuerpo y consintiendo que los mechones de su cabello ocultasen su rostro.