Al más puro estilo oriental ( Kytsume)

Se sintió algo avergonzado y feliz al escucharle, le recibio el beso y sonreia tontamente, se restregó el ojo derecho como para pasar aquella sensación y se hechó levemente hacia atrás hundiendose para hacer más placentero aquel momento en el agua, además de estar con quien queria.

- lo mismo te digo a ti aru..- dijo volteandose mirandole de reojo con una sonrisa y se fue un poco más alla para tomar un shampoo y se lo colocaba en el cabello restregandoselo por todas partes con los ojos cerrados.

- Si ven que tengo el cabello descuidado me mataran ese par yoroshi.- dijo sonriendo divertido mientras mucha espuma se creaba en su cabeza, le encantaba hacer que saliese bastante desde niño le habia gustado aquella sustancia jabonosa.- Ven aru, si quieres te lavo la cabeza yoroshi.- dijo sacando la lengua mientras reia por lo bajo.

De eso nada, esa era otra de las cosas que quería cumplir. Se acercó a Yao y pasó sus manos por el pelo, dejándolo deslizarse entre sus dedos, consiguiendo que sus propias manos se llenasen de espuma. Era una sensación placentera, porque el pelo del chico ya lo era de por sí y el aroma y la textura del shampoo lo mejoraban aún más.

- Primero te echo una mano a ti y después, si tú quieres, dejo que me la laves - sonrió, al tiempo que comenzaba a tararear.

Llevo las manos hasta la piel que se ocultaba bajo el largo cabello negro de Yao y le empezó a masajear, extendiendo las manos por completo y deslizando los dedos por toda la superficie. Cuando apenas era un niño, le encantaba hacerle eso a su madre porque ella siempre decía que era muy talentoso con las manos.

- Tienes un cabello hermoso - en sus silencios, continuaba tarareando - te envidio, jum.

Puso un leve pucherito, llenándose de aire los mofletes. Esas cosas le gustaba hacerlas de siempre, porque le encantaba saber que llamaba la atención de su interlocutor. Además, si se ponía caprichoso Yao estaría obligado a reñirle... y esa idea era tentadora.

Bajó sus manos lentamente al ver tan dispuesto a el chico en lavarle, le miraba de reojo mientras se encogia un poco de hombros con expresion curiosa, que poco a poco sus ojos se fueron cerrando lentamente sintiendo el masaje que este le hacia, no lo dudaria nunca, las manos de el peliblanco eran magicas al tocar.

Debido a la temperatura tibia de el agua sus mejillas se fueron coloreando con un rosado palido, sonriendo levemente, relajandose por completo.- Tienes manos magicas aru...- dijo en un leve suspiro mientras le escuchaba tararear, aquel momento era tan majestuoso, no tenia mas palabras para describirlo, tan solo sentia las suaves manos de Kytsume acariciando su cabeza y cabellos.

- Tu también tienes un lindo cabello Kytsu aru...- dijo abriendo los ojos para sonreirle y verle hacer un puchero, llevó su mano hacia atrás y tomó el shampoo, hechandolo en sus manos, para luego irse hacia arriba para huntarselo en el cabello a Kytsume con una sonrisa divertida.- Yo adoro tu cabello blanco, es tan puro aruu...- dijo con cierta sonrisa jugetona viendole a los ojos.

Nunca nadie le había tratado con tanto cariño y afecto. A pesar de tener a gente a su alrededor, nunca se había sentido tan realizado y tan satisfecho con lo que había logrado. Aquel chico ante él era como un sueño, como una realidad paralela y alternativa de la que, por supuesto, no quería despertar.

Cuando sus manos comenzaron a limpiar su cabello, se quedó bastante impactado. No le había dado permiso a nadie para tocarle el pelo, al menos desde que era capaz de valerse por si mismo. La sensación era maravillosa, pero eso seguramente se debiese a que eran las manos de Yao y no las de cualquier otra persona.

- El color de mi pelo siempre me ha parecido un defecto... un defecto bastante despreciable - sonrió algo apenado - pero si a ti te gusta, tendré que replantearme esa idea.

Su sonrisa estaba casi tan iluminada como sus iris rojos. Estar así, en un momento tan adorable, con una persona tan adorable, en un lugar tan... impresionante, era algo que jamás habría pensado. Pero le encantaba.

- Ahora nos toca enjuagar ¿No? - miró a Yao con la carita de un niño pequeño ilusionado - ¿Tenemos que bucear para hacerlo?

Como si estuviese descubriendo un mundo nuevo, su voz denotaba la voluntad, las ganas de probar cosas nuevas y esa leve infantilidad que, en el fondo, ocultaba su extravagante apariencia.

Sus palabras le intrigaron, haciendo que llevara sus labios hasta su frente para besarle con dulsura.

- Es mas que perfecto tu color de cabello aru.- dijo mirandole a los ojos mientras seguia lavandole con cuidado la cabeza, estaba acostumbrado por sus hermanos, le habia tocado hacer el papel de madre/padre o algo parecido por muchisimo tiempo. La sonrisa de Kytsume estremesia su pecho con ternura, le agradaba poder ofrecerle momentos de felicidad a aquel chico que parecia no tener un tan bonito pasado.

Ante su pregunta algo "inocente", Yao se ruborizó dejando de masajearle la cabeza, se llevo las manos a la boca nerviosamente y le miro a los ojos algo intrigado.- No creo sea necesario aru.. yo...- dijo apenado hechandose un poco hacia atras, aquella idea era tentadora y a la vez le daba cierto temor, por dios no habia hecho aquello desde hace tiempo, ademas era con niños, no con alguien ya hecho y derecho que podia hacer sus cosas por si solo, mas con su amante, miles de pensamientos de todo tipo se le pasaban por la mente, sintiendo como su corazon se aceleraba.

Parecía como si Yao tuviese miedo a sumergirse con él. No es como si le fuese a hacer cosas pervertidas debajo del agua... no porque no quisiese, que sí que quería, sino porque debía de estar ya bastante agotado después de su momento en la habitación.

- Bueno, como quieras, pero a mi siempre me gusta hacer esto cuando dispongo de algo distinto a una ducha.

Se inclinó y se lanzó levemente hacia atrás, dejándose sumergir por el agua. Sentía lo tibia que estaba en la cara, pero eso no le molestaba en absoluto. Al cabo de unos segundos volvió a salir, con el pelo muy mojado y repartido por su rostro.

Llegó hasta un extremo de la zona que delimitaba el agua y se apoyó ahí, más o menos sentado. Con la mano derecha se apartó el pelo para atrás, donde se quedó. Tal y como estaba, con los brazos extendidos, el pelo hacia atrás y una sonrisa ladeada de satisfacción se daba bastante aire a su tio Kenda y, por ende, a un yakuza sin escrúpulos.

- Te recomendaría que lo hicieses, se siente muy bien - pasó una mano sobre la superficie del agua - aunque espero que te parezca aún más agradable lo que tengo pensado hacerte cuando te acerques...

Le miró directamente a los ojos, con su sonrisa sensual y un denotado sentimiento de deseo indecoroso. Se pasó la lengua por el labio superior, lentamente, como quien observa un manjar antes de devorarlo.

Se le quedo mirando atentamente mientras incorporaba sus brazos, bajandolos lentamente, interesante la respuesta del chico, dejandolo a él a la deriva de la decision, aburrido no le gustaba eso, sonrió medianamente viendo como se iba hacia atrás y se ponia de tal forma el cabello, obteniendo algo ridiculamente sensual para sus ojos, se sonrojó levemente mirandolo con los ojos entrecerrados como si lo analizase.

Si como pensaba sus comentarios aclararon un poco su duda de porque aquella reaccion, rió un poco para sus adentros y se hundió en el agua desde donde estaba, quitandose el shampoo de su cabeza, se restregó el cabello por debajo del agua, saliendo luego a los pocos segundos. Se volteó unos momentos para tomar una esponja no muy grande, le huntó jabon liquido y nado levemente acercandose a Kytsume con una sonrisa, debido a la humedad sus cabellos se le adherian a sus hombros y espalda, le molestaba un poco pero, por su mente pasaba un pensamiento de querer hacer una pequeña batalla de quien era más sensual en ese momento. Raro realmente, que a el se le cruzaran ese tipo de pensamientos, talves la presencia de Kytsume le hacia cambiar un tanto de actitud.

- Que me harás aru??...- dijo mirandole a los ojos algo intrigado, calculando más u menos cuales eran sus intenciones, la mano con la que tenia la esponja fue hasta el cuello de el chico para lavarle acariciando su piel levemente, mientras seguia mirandole a los ojos esperando respuesta.

Una sonrisa de dejo ver en su rostro. Aquel Yao era tan... violable. Deseaba tocarle en cada instante y sobretodo cuando se acercaba con esas preguntas. Como si no se hiciese una idea de lo que se le pasaba por la cabeza en todo momento... se sentía como un pervertido pero, demonios, le encantaba sentirse así.

- Sólo te voy a limpiar...

Extendió uno de los brazos en dirección a Yao y le tomó con delicadeza por la cintura. Le acercó y le apartó el pelo hacia atrás. Después, le robó cariñosamente la esponja y empezó a pasarla por el vientre del chico, formando círculos que parecían desear bajar.

- Pero tu parte más sensible la limpiaré con mi lengua... - susurró al oído del chico, para después besarle el cuello y dejar que la mano que antes estaba en su cintura bajase poco a poco hasta el trasero del mayor.

Con la yema del dedo, acarició la piel que la delimitaba, seguramente enrojecida por lo que habían hecho antes. Era tan sensual... y tan suave...

- Aquí te tengo que limpiar con más cuidado ¿Verdad? - sonrío, jadeando levemente sobre la piel de Yao.

Y poco a poco introdujo un dedo. Realmente sólo tenía pensado limpiar el interior que antes había manchado con su propia esencia, pero se estaba excitando inconscientemente. Pronto, su amante notaría la alegría que poseía entre sus piernas. Un cosquilleo le recorría el bajo vientre... al mismo tiempo que enjabonaba esa misma parte de Yao.

Sus brazos se posaron en los hombros del chico al este acercarle tomandole por la cintura, Yao se empezó a ruborizar cada vez mas con el corazon algo agitado, le miraba a los ojos con expresión inocente al sentirle tan cerca, abrió los ojos de golpe al sentir como pasaba la esponja sobre su vientre haciendo que sus mejillas se fueran intensificando, abrió levemente su boca ya que se le empezaba a dificultar la respiración.

Cerró los ojos lentamente sin decir nada al escuchar el susurro de Kytsume, apretó sus puños aun estos apoyados en sus hombros con delicadeza, su pecho se movia lentamente, el pelinegro trataba de respirar hondo por cada roce del chico sobre su piel, al sentir sus traviesos dedos por su parte baja abrió los ojos mirandole algo sorprendido al escucharle seguidamente.

Jadeó con algo de fuerza al sentir como Kytsume le introducia un dedo, buscó casi gemir, sólo que ahogo aquel sonido dentro de si, cerró los ojos y su cabeza se fue levemente hacia adelante, colocandola al lado de el chico mientras jadeaba con sus mejillas encendidas. - Esta manera de lavar tuya es muy extraña aru..- fue lo unico que pudo musitar mientras los jadeos no le dejaban respirar.

El sonido que Yao acababa de emitir fue la gota que colmó el vaso. Su corazón se desbocó y una sensación cálida y aplastante subió por su pecho, hasta su garganta, para después salir al exterior en forma de un sonoro jadeo. Por alguna razón que desconocía, su cuerpo estaba hirviendo - no la desconocía tanto como intentaba hacerse creer... pero en fin, él pensaba que no había motivos para estar así.

- Es un modo placentero... ¿No?

Su voz estaba algo ronca, muy sensual dada la situación. Parecía tosca, pero teniendo en cuenta la voz dulce y adorable que Kytsume presentaba en su día a día, aquella voz había mutado en un tono mucho más seductor e irresistible. Además, su aliento era cálido y estaba muy cerca de la piel del cuello de su amante.

- Haré que sea mucho más.

Dejó la esponja a un lado y subió, sin apenas esforzarse, a Yao al borde de lo que debería ser una bañera, pero parecía una piscina. Le sonrió, mirándole directamente a los ojos y le tumbó con sumo cuidado hacia atrás, pero sin dejar que se tumbase en el suelo por completo.

- Déjame ver aquello que tanto deseo devorar...

Le elevó las piernas, sujetándole los muslos y apoyando sus pies sobre sus propios hombros. Lentamente volvió a introducir un dedo en la entrada del chico, al tiempo que con la otra comenzaba a masturbarle.

- Supongo que pensarás que soy un pervertido... pero me excitas demasiado - pasó la lengua desde la base hasta la punta de la entrepierna de Yao - no lo puedo evitar...

Después, retiró lentamente la piel y pasó la lengua por la, ahora rojiza, punta de su amante. Al mismo tiempo, comenzó a juguetear con su dedo en el interior del chico, introduciendo un segundo dedo para aumentar la sensación.

- Te tomaría ¿Sabes? - rodeó con los labios la punta, tan sólo la punta, de su entrepierna - pero se que estas débil y me conformaré con esos sonidos tan sensuales que dejas escapar...

Se sorprendi mucho con la reaccion del chico, abrio los ojos de par en par mientras jadeaba un poco mas fuerte, mas bien se habia asustado, pensando talves ese no era kytsume, pero que tonto si le veia y era el. Su mente le empezo a jugar horriblemente con otras imagenes.

Empezo a gemir ahora con un tanto de fuerza, sintiendo los dedos del chico y jugando con su entrepierna, se apoyo con sus manos a los lados del borde, abrio los ojos con lentitud mientras su pecho no le dejaba ni moverse.

-kytsume...- dijo jadeando casi inaudible. Sus ojos se empezaron a humedeser poco a poco ya que no le veia, era una sombra oscura que jugaba con su cuerpo a placer.

- basta aru! - grito en un leve gemido dejando dos lagrimas salir, se aparto de el empujandole con algo de brusquedad estaba muy asustado. Todo estaba tan confuso, oscuro y frio, le dolia el pecho por falta de aire y se encogio de piernas abrazandose y cubriendose sollozando en silencio.

- yo... Lo siento aru...- susurro tapandose el rostro.

Como si de un cántaro de agua fría se tratase, la negación de Yao le golpeó en la cara con mucha fuerza, más de la que se esperaba. Se separó de sí con una brusquedad muy poco común en él, lo que le hizo preocuparse sobremanera.

- ¡¿Yao!?

Sin pensárselo dos veces salió del agua, tomó dos toallas de las que reposaban cerca, con una se cubrió de la cintura para abajo y la otra la extendió abriéndola entre sus brazos, y se acercó a él, para taparle cariñosamente los hombros. Le abrazó, con la toalla entre ambos, maldidiciéndose a sí mismo por haberse comportado de aquel modo que parecía haber aterrado a la persona que más quería en el mundo. No buscaba hacerle daño... de hecho, quería que disfrutase de aquel baño en otro ámbito.

- Yo... no... no quería...

Antes de que se diese cuenta, una lágrima ya recorría su mejilla. ¿Estaba llorando? Sí, estaba llorando. No entendía porque lloraba... quizá culpabilidad, quizá miedo por haber estropeado el amor de la persona que más le importaba.

- Lo... siento... tanto... ¿Podrás... perdonarme? - sollozaba, con la respiración entrecortada entre cada palabra.

Estaba de rodillas, abrazado a Yao, con el corazón en un puño y un extraño nudo en la garganta. ¿Qué había hecho? Se sentía como si hubiese violado a su amante... y esa no era la idea que tenía en mente mientras le besaba.

Estaba oscuro, desolado, le dolia mucho el pecho y respiraba con dificultad. Buscaba entre sus piernas ocultarse de algo que no reconocía, estaba muy asustado, un tibio sentimiento y roce en su piel le abrazo buscando tranquilizarle, poco a poco fue recobrando su conciencia, al ver estaba siendo abrazado por Kytsume quien se disculpaba llorando, le miró con los ojos humedecidos el también y le abrazo ocultando su rostro en el regazo de este, que habia pasado? por un momento aquel chico al cual amaba habia desaparecido en un umbral de oscuridad, le abrazó un poco más fuerte.

- Perdoname aru, porfavor yo...- dijo entrecortado mientras sollozaba confundido con su ser.- No se porque todo se puso oscuro y no lograba verte aru...- dijo derramando un par de lagrimas más, su mente le jugo sucio haciendo que empujase y maltratase a el peliblanco, cosa que le dolia más... Se aferró más a el sin querer dejarle ir.

- no me dejes Kytsume aru, como pude tratarte asi?... soy un cobarde.- musitó entre un leve lloriqueo de sentir perderia a ese ser que calidamente le rodeaba con sus brazos, se iria de alli sin voltearse a verle, por haberle faltado el respeto, por rechazarle. Y aun asi, su mente seguia recordandole cosas desagradables haciendo que buscara ocultarse cada vez más en el regazo del chico.

- no pienses no lo disfrutaba aru...- dijo finalmente levantando la cabeza buscando sus ojos, su nariz se mantenia roja al igual que sus mejillas humedas.- No se que pasó aru... quiero estar contigo aru... wo ai ni...- dijo esto ultimo despacio y en un tono más bajo para posar su cabeza en el hombro derecho de Kytsume.

Mientras se autocastigaba por lo que le había hecho a Yao, su amante pareció reaccionar ante toda la situación que se les había venido encima. También estaba llorando... y se le abrazó, como si necesitase consuelo y cariño. Por supuesto, le sujetó con fuerza, intentando transmitirle todo el amor y el sentimiento de protección que le invadía en esos momentos.

- No, el que tiene que perdonarme eres tú - le besó suavemente la cabeza al chico - me he comportado como un animal... yo no quería, de verdad que no quería hacerte llorar... - le sujetó el mentón y le empezó a secar las lágrimas con los pulgares, lentamente.

- No te voy a dejar ¿Cómo puedes pensar que te dejaría? - le besó suavemente en la frente - no podría vivir sin ti, Yao... no se como tengo que decírtelo... - su voz comenzaba a tranquilizarse un poco, al igual que los sollozos, pero la culpabilidad seguía latente en su mente.

Escuchó como el chico se explicaba. ¿Lo estaba disfrutando? Fuera como fuese, se había comportado de un modo desagradable, le había casi obligado a aceptarle y, para colmo, se había aprovechado en su momento de debilidad.

- Yo también quiero estar contigo... - Yao acaba de apoyar la cabeza en su hombro derecho, pero el quería demostrarle algo más de afecto.

Le pidió que se apartase unos centímetros y le sujetó el mentón, para quedársele mirando a los ojos, mordiéndose el labio inferior por lo que había hecho. Esa persona que tanto amaba estaba allí, llorando por su idiotez.

- Wo ai ni, Yao... - susurró, para después besar al chico lentamente, con mucho cariño, entrelazando una de sus manos con una de las de él, pero dejándole espacio por si deseaba apartarle.

Parpadeaba lentamente calmandose poco a poco al escuchar hablar a Kytsume, sus dedos rozando su rostro para secarle las lagrimas le hacian sentir muchisimo mas tranquilo, mirarle le reconfortaba y estar cerca de él sintiendo sus delicadas manos le hicieron sonreir levemente.

Levantó un poco sus manos y le secó las lagrimas con cuidado mirandole con detalle, parecia ser que ambos sentia culpa por el otro, preocupados entre ellos, uno por haber actuado tan repentinamente y el otro por no poder superar sus miedos. Sus palabras de cariño le hicieron sonreir un poco más con las mejillas ruborizadas de ambos sentimientos juntos y le recibió con tranquilidad aquel beso que le dedicaba con suavidad, sus dos manos entrelazadas le hacian entender que los dos se preocupaban entre si, ya el corazon de Yao que hacia unos momentos palpitaba desesperado, se apaciguaba por la dulsura de Kytsume.

Por otra parte su mano libre fue ligeramente hasta el cuello del chico para tocarle levemente mientras seguia besandole con lentitud, al separarse le sonrió un poco más agradecido.- Kytsu...- dijo con dulsura, feliz de pronunciar su nombre, subió levemente besandole los parpados y luego las mejillas con lentitud.

- Lamento todo esto aru...- entrelazó un poco más su mano con la de él.- Mis miedos aveces me hacen actuar de esta manera aru, no quiero te preocupes ni pienses tu eres el culpable... Te amo asi tal y como eres aru...- dijo con suavidad y lentitud mirandole a los ojos sin apartar su mirada, le acaricó la mejilla con delicadeza sonriendo un poco más. Sabiendo que no otra persona le llegase a soportar aquella cobardia, y si no era ese chico de cabellos blancos como la nieve, no permitiria nadie mas lo hiciera.

Sentía una cálida sensación de alivio. El tacto de la mano de Yao acariciándole el cabello mientras le besaba hizo que su corazón volviese poco a poco a su ritmo normal y que pudiese destensar los músculos. Había pasado un mal momento, un momento lleno de miedo y desesperación... pero la tormenta ya había pasado.

Sus palabras no eran necesarias, simplemente no necesitaba disculparse por nada. El que lo había comenzado todo, el que se había comportado impulsivamente y como un animal sin pensar para nada en su amante, en la persona a la que más deseaba, admiraba y quería era él, no aquel chico de cabello castaño que ahora entrelazaba su mano con la suya propia.

- Tú no eres quien debe disculparse, Yao... - una leve sonrisa melancólica se dibujó en su rostro - el que se comportó de manera absurda fui yo, intentando lograr algo que sabía que no debía tomar casi por la fuerza. Nunca he tenido nada más importante que tú en mi vida y si algún día llego a perderte por mi estupidez... no se que voy a hacer.

Inconscientemente volvió a dejar que dos lágrimas recorriesen sus mejillas. No daba crédito a lo mucho que estaba llorando, pero no podía evitarlo. A pesar de que los latidos de su pecho ya tenía un ritmo normal, el nudo de su garganta aún no había desaparecido por completo porque la culpabilidad estaba bastante reciente en su mente.

- Yo también te amo, Yao, más de lo que te imaginas - le miró a los ojos, para responder al gesto del chico - te quiero tal y como eres y te admiro por todas las cosas buenas que tienes. Puede que no necesites que nadie te proteja, pero yo te cuidaré siempre que me necesites... - suspiró, intentando tomar una buena cantidad de aire después.

Sus ojos se mantenian fijos en los del chico, no queria separarse de él, sus manos entrelazadas sus corazones buscando la calma y el perdon que los dos negaban tuviese el uno del otro, el ambiente era frio pero calido entre los dos, no importaba como, Yao no debia ni queria separarse de él.

Le escuchó con su boca entreabierta, con una expresión preocupada por su sonrisa melancólica, que se entristecio un poco más al ver como el derramaba un par de lagrimas más, sin poder evitarlo sus manos fueron directamente a ellas para secarle con una suave caricia, mantuvo sus manos cubriendo parte de las mejillas de Kytsume, mirandole a los ojos con aquel sentimiento de culpa que le trancaba la garganta.

- Quien ah dicho que no necesito me protejan aru?...- musitó con algo de claridad.- Te necesito a ti y a nadie más, como me vez ahora refugiandome en ti, buscando tu proteccion todo el tiempo aru...- dijo con lentitud y en cada palabra sus ojos volvian a humedecerse. - Eres el único al que le puedo confiar mi vida aru... - dijo esbozando una pequeña sonrisa agradecida y entrecerraba los ojos haciendo que sin querer una lagrima saliese de cada uno. Le abrazó por el cuello posando su cabeza al lado de su cuello, con sus ojos cerrados y manteniendo aquella leve sonrisa de felicidad.

Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando sintió los brazos de Yao rodearle el cuello y su cercanía. Aquella escena ya se asemejaba más a las que le encantaba vivir con Yao, esas en las que los dos eran personas tranquilas y libres de amarse sin barreras.

- Yao, si no quieres que haga esto apártame - le colocó frente a sí - no tengo más intenciones que la de besarte y quiero que lo sepas.

Entonces, con sumo cuidado, colocó una mano en la parte baja de la espalda de Yao y sus propias rodillas a los costados del chico. Comenzó a besarle y, poco a poco, fue empujando hacia atrás a su amante. Cuando éste estuvo tumbado en el suelo, continuó besándole. No era un beso húmedo, de esos que buscaban intensificar el deseo o algo similar. Era un beso afectuoso, un beso cargado de todo el amor que necesitaba entregarle. La mano que descansaba en la espalda del chico, pasó hasta su cintura, para acariciarla con lentitud. La otra, estaba sujetando su mentón. En esta posición, Yao estaba más o menos acorralado bajo su propio cuerpo, por el hecho de tener las piernas colocadas a sus costados. Estaba, literalmente, a cuatro patas sobre su amante.

- Te amo... - le dio un beso corto sobre los labios - te amo más que a mi propia vida... y te protegeré con ella.

Le miró algo extrañado al escucharle y ver como le ponia frente a él, su sonrisa se intensifico ante sus palabras y asintió levemente para recibirle el beso. Sus manos se posaron suavemente en los hombros de Kytsume para acariciarle con suavidad, asi mientras este le bajaba hasta tocar el suelo, sus cabellos algo humedos se esparcieron por el suelo y su mano derecha busco la nuca del chico para sentirle un poco más cerca. Sus mejillas que se habian mantenido en un tono rosado se intensificaron un poco más, la presencia del chico simplemente le aceleraba el corazón.

- Te estoy agradecido aru .- dijo con una sonrisa amplia y sus mejillas ruborizadas, se diria que sus ojos estaban iluminados.- Yo también te amo inmensamente aru...- dijo con suavidad acercandole con cuidado usando la mano que estaba en su nuca y asi poder besarle nuevamente con lentitud.

Ya estaba totalmente perdido en ese ser encima de él, no tenia palabras para describir lo bien que se sentia junto a él, sus besos le llevaban a otro mundo, calido y sin preocupaciones. Eso le hacia pensar, tanto poder tenia ese chico sobre él?, ese hecho no le importaba del todo ya que se sentia bien.

- Nos cuidaremos mutuamente si aru?.- dijo con suavidad aun rozando los labios del chico para volvere a besar con una dulce sonrisa esbozada.

- Claro que sí - sonrió.

Recibió el beso, intentando transmitirle todo el cariño y la emoción que sentía en su pecho. Realmente aquellos momentos con la persona a la que amaba hacían que mereciese la pena vivir allí, alejado de todo y de toda su vida pasada.

- Estaba yo pensando... - le apartó con dulzura un mechón de pelo hacia atrás - que podríamos ir a hacer una pequeña merienda al bosque, por ejemplo - le sonrió ampliamente - con la cestita, la manta de cuadros, los sandwiches... y esas cosas de las películas - rió con más intensidad- ¿Te gustaría? - le besó cariñosamente la nariz - Tendríamos que pasarnos por mi piso antes, porque tengo una cosa que coger y bueno... un par de cosillas que dejar solucionadas pero, si te apetece, podríamos irnos ahora mismo al bosque... - le besó tranquilamente el cuello - a no ser que quieras hacer otra cosa... - se encaró a él de nuevo y sonrió de lado, provocativo.

La idea de pasar una tarde despreocupada en el bosque, con su amante y la naturaleza por únicos acompañantes, le parecía algo atractivo y maravilloso, como si su relación diese un paso más allá. No solo había conocido la casa de Yao y la "familia" que poseía aquí, sino que también estaba descubriendo cada día más su cuerpo y su alma y el hecho de pasar momentos románticos con el chico que se encontraba entre sus brazos le hacía palpitar el corazón.

Ladeó la cabeza curiosamente al empezar a escuchar al chico comentarle sobre una idea que tenia, sonrió dulcemente recibiendo sus caricias y pequeños besos mientras le escuchaba con atención. Sonaba tan tentadora aquella idea que no podia resisitir acompañarle a donde fuera, por los momentos no deseaba separarse del chico que poco a poco le enamoraba cada ve más.

- Me encantaria aru...- dijo con suavidad besandole con delicadeza la mejilla, le miró a los ojos ruborizandose un poco y sonrió.- No tengo problemas en acompañarte a resolver esas cosas que tienes yoroshi..- dijo con algo de preocupación.

- No quiero ser una distracción en tus cosas aru...- musitó besandole cortamente en los labios e incorporandose para sentarse y taparse con la toalla que el chico antes le habia ofrecido, se encogió levemente de hombros, dedicandole una sonrisa a Kytsume, levantandose con cuidado; llegó a tambalearse un poco con sus piernas e hiso una mueca de fastidio.

- Creo que la falta de ejercicio me ah hecho daño aru.- dijo sonriente hechandose el cabello hacia atrás con su mano izquierda.- La pereza no se me da bien aru...- dijo riendo para si y buscó otros kimonos de baño que estaban guindados en una pared, se colocó el suyo y le pasó uno a Kytsume.

- Vamos? - preguntó con una sonrisa dirigiendose a la puerta abriendola con cuidado, como esperaba aquel inmenso felino le esperaba en la puerta, sonrió agradecido y le acarició las orejas mientras pasaba.- Es tan protector aru, no puedo enfadarme con el yoroshi..- dijo mirando al majestuoso animal, mientras caminaba y este le seguia a su lado.

Le miró con una sonrisa bastante pronunciada cuando se percató de su cara de fastidio. No pensaba que fuese la falta de ejercicio... sino un exceso de ejercicio en un punto específico de su anatomía, que se encontraba en la parte trasera.

- Que sepas que tú nunca molestas, puede que me distraigas, pero eso es porque tú eres el centro de mi vida - sonrió, al tiempo que tomaba el kimono que Yao le tendía.

Se levantó. Tenía algo atontadas las piernas por el cambio de temperatura desde el agua hasta el suelo. Además, él también había hecho bastante de ese... "ejercicio".

- Lo que tengo que hacer no es nada importante... solo que la cesta y los sandwiches los haré en mi cuarto, nada más, no son asuntos turbios - rió, colocándose al lado de su amante.

Cuando vio a Yao inclinarse para acariciarle las orejas al tigre, le pareció notar una mirada asesina dirigida hacia sí en el animal al que su amante le dedicaba mimos. ¿Qué demonios le había hecho? Tenía tanto derecho como él a adorar a Yao sobre todas las demás cosas... incluso tenía más derecho porque estaba absolutamente enamorado de él.

- Pues yo si que puedo - le miró de soslayo, adelantándose un poco, ya que conocía el camino hacia el cuarto de Yao, donde reposaba su ropa.

Rio con ganas al escuchar el comentario del chico hacia su mascota, le siguio abandonando las caricias que le dedicaba al tigre mientras caminaba su habitacion.

- porque aru?, entonces yo no te gusto porque mis ancestros fueron los tigres yoroshi - dijo pasando a su lado a paso mas rapido con una sonrisa de superioridad y su menton el alto. Abrio la puerta de su habitacion adentrandose y noto como sus ropas ya no estaban, la cama estaba arreglada y su armario se encontraba cerrado.

Seguidamente un par de chicas entraron, notandose su peculiaridad de que eran gemelas, saludaron con una sonrisa, empezando a hablar al mismo tiempo.

- joven yao, le hemos puesto a lavar sus vestimentas mientras se banaban... Ya le hemos conseguido ropa al joven kytsume que fuese de su talla, tiene para elegir. - dijeron al unisono, y con una amplia sonrisa. Yao esbozo una leve sonrisa tomando a el peliblanco de la mano hasta sentarse en medio de la habitacion.

- gracias aru... Vamos al bosque a pasear asi que deseo prendas mas casuales aru... - dijo sonriente a las chicas que inmediatamente mostraban varias prendas de la talla de kytsume.

Yao rio levemente y miro al chico. - sientete libre de elegir hay de todo tipo yoroshi... Esta es tu casa tambien aru- dijo mostrandole total confianza y amabilidad al chico, que era posible se sintiera incomodo por tantas atenciones...

Rió ante el comentario de su amante y de dejó adelantar sin oponer resistencia. Al ver esa sonrisa de superioridad y ese mentón alto no pudo evitar reírse aún más, no de él, sino de la situación en general.

- No es igual... la evolución de tu familia me vuelve loco - le guiñó un ojo, al tiempo que entraban en la habitación.

Su primera impresión fue la de no tener su ropa sobre la cama. ¿Dónde demonios estaba su ropa? Las chicas gemelas parecían estar diciendo algo... pero no les prestaba demasiada atención porque se dedicaba a mirar a un lado y a otro de la habitación, buscando sus pertenencias perdidas. Aquel conjunto le gustaba...

De pronto sintió la mano de Yao que le arrastraba y, de buenas a primeras, las chicas le ofrecían ropa para ponerse. ¿Le iban a dejar ropa? Pero si él... él ya tenía... Fuera como fuese, quería ir con Yao al bosque, por lo que no opuso resistencia. Además la frase "esta es tu casa también" le derritió el corazón.

- Pues... supongo que... ese - sonrió, llevándose la mano a la nuca - y esa otra.

Había seleccionado unos pantalones cortos - que raro en él ¿Eh?- y una camiseta blanca sencilla. Se preguntaba si haría frío fuera... pero lo dudó mucho, puesto que aquel sitio no tenía un clima de cambios rápidos ni nada similar. Le pareció una elección aceptable y no se comió más la cabeza.

- A no ser que quieras que me ponga un kimono - miró a Yao a los ojos y rió, supuestamente era una broma...

Sonreia animado al igual que las gemelas al mirar a Kytsume escogiendo algo indeciso sus vestimentas, rió para si unos momentos tapandose la boca con su mano derecha, seguidamente apoyando su cabeza en ella para mirarle con atención. Las chicas reian algo animadas disimuladamente entre ellas mientras Yao les hacia una mueca de que disimularan un poco más, al escucharle negó levemente con la cabeza.

- No es la ocasión aru, para despues sera yoroshi..- dijo con una amable sonrisa, y sentia como las gemelas se posaban a su lado y lo levantaban sin mucho esfuerzo, les miró de reojo y estas le ofrecieron ya la ropa indicada sonrió tomandolas, indicandoles recogieran lo demás y se marcharan... Inmediatamente ellas lo hicieron, sonrió a Kytsume caminando hacia una esquina del lugar en donde se encontraban aquellas paredes plegables para poderse cambiar rapidamente lo hiso sin mucho esfuerzo y salió enseguida. Con un traje un tanto oriental y algo normal... extraña la ropa elegida por las gemelas pero no le desagradaba del todo.

- Asi está bien aru?..- dijo algo confuzo amarrandose la coleta baja de siempre con rapidez.